sábado, 29 de noviembre de 2014

Mis problemas con las redes sociales de comunicación


Estimados amigos cibernéticos. He de confesarles algo: Tengo un problema con las redes de comunicación. Y no es de adicción a las mismas, aunque sí he de reconocer que estoy muy "enredado".

Hace algunos años que abrí una cuenta de correo en yahoo para mantenerme comunicado con amigos y conocidos en distintos lugares del mundo. Como compré varios billetes de tren y de avión por ese medio, pronto se me llenó la cuenta de publicidad indeseada. Así que decidí dejar aquella cuenta solo para ese tipo de actividades. Periódicamente elimino los mensajes de spam y cuando compro algo por internet, doy esa dirección.

Después abrí una nueva cuenta en google para sustituir a la anterior en la comunicación con amigos y compañeros. Periódicamente enviaba a mis contactos alguna reflexión sobre temas de liturgia y espiritualidad. Con mis viajes fui conociendo a más y más gente y amigos de mis amigos me pedían recibir los envíos... Como gmail solo permite hacer envíos conjuntos a cierto número de personas (no me acuerdo si son 999 o algo así), cada vez que escribía algo, tenía que hacer varios envíos a distintos grupos que no superaran ese número. En eso duré algunos años.

Hace tres años que abrí "el blog del padre eduardo", asociado a una nueva cuenta (y ya van tres...). Desde entonces todos los días he publicado al menos una entrada sobre temas de espiritualidad. El blog me ha producido muchas satisfacciones, porque personas de todo el mundo me han escrito comentándome algunas entradas o pidiéndome profundizar en otros temas.

Las visitas al blog crecían, aunque hace tiempo que creo que el contador no va bien, porque cada día me escriben personas de Panamá, Dominicana, El Salvador y otros lugares comentándome alguna entrada, pero el contador no las registra. En el momento que escribo esto hay registradas 443.801 visitas, aunque estoy seguro de que son muchas más.

Como todos los días no puedo escribir, cuando voy a salir de viaje o sé que voy a estar algunos días sin acceso a internet, dejo las entradas escritas y programadas para que se publiquen cada día a las 6 de la mañana, hora española.

No sé cómo, en cierto momento uní el blog a una cuenta de google+ en la que nunca he publicado nada que no sean las mismas entradas del blog. Encontré una aplicación para que se publicaran automáticamente, pero no siempre funciona. Así que últimamente las publico manualmente. En los momentos en que escribo esto he recibido 3,280.011 visitas. Cuando llegué al primer millón casi me caigo del susto, pero después rápidamente ha llegado el segundo y el tercer millón.

En algún momento abrí una cuenta en youtube donde recogía algunos videos con entrevistas que me hacían y cosas por el estilo. Nunca he prestado demasiada atención a ese canal y pasan meses sin que yo lo visite, pero muchos otros sí que lo consultan.

Hace algunos meses abrí una cuenta en facebook y veo que es el medio más sencillo y rápido para comunicarse. En estos momentos tengo 1.408 contactos y cada día publico las entradas del blog, principalmente, aunque a veces enlazo con alguna otra información religiosa que me parece interesante. Son muchos los likes que recibo cada día y también las entradas que otros comparten, pero no sé medir exactamente cuántos (y en estos momentos no tengo tiempo de averiguarlo).

Toda esa actividad me lleva una hora diaria, aproximadamente. No me supone una carga ni es algo molesto; al contrario, me produce muchas satisfacciones.

¿Cuál es entonces el problema? No es exactamente un problema, aunque sí una dificultad. Cuando abrí facebook, apenas lo encendía, se me abrían cinco o seis pantallas a la vez de personas que querían chatear (y así me ha sucedido las pocas veces que posteriormente he abierto el chat). Y lo mismo me pasa con el skype. 

Por eso, normalmente los tengo desconectados (el skype y el chat de facebook). Y eso que aprecio a cada persona que me escribe, pero me es imposible seguir varias conversaciones a la vez, y una en español, otra en italiano, otra en inglés, otra en portugués... Tendría que dedicarme solo a eso si quisiera responder a todas.

Lo mismo me pasa con los mensajes a través del correo electrónico o del facebook. Procuro leerlos y cada día respondo varios (entre 10 y 30), pero siempre tengo más correos pendientes de los que puedo leer y contestar. Me da algo de apuro reconocerlo, pero en estos momentos tengo unos mil en lista de espera. 

Y soy consciente de que nunca podré responderlos todos, porque mientras estoy respondiendo uno, me entran otros dos o tres nuevos. 

Es verdad que no todos los correos tienen la misma importancia. Algunos son solo un saludo, pero muchos me dan información sobre los problemas de personas conocidas y me piden oraciones, otros me solicitan información sobre los temas más variados.

A la hora que dedico a preparar publicaciones, se suma otra hora para responder correos y ya no puedo sacar más tiempo para estas actividades, por mucho que lo intente.

Además, cuando estoy algunos días incomunicados (ahora he pasado 15 días en un monasterio sin acceso a internet), los correos se multiplican.

Por adelantado pido perdón a todos los que dejo sin responder y solicito su comprensión. Querría poder dedicar algún tiempo a cada persona, pero me es imposible.

Lo que sí pueden estar ciertos es de que cada día oro por todas las personas que se cruzan en mi camino, por todos los que amo y por todos los que confían en mi intercesión. Y espero seguir haciéndolo.

Los próximos días voy a estar en Cuba. Las entradas del blog están programadas hasta el 20 de diciembre. No podré actualizar el facebook ni el google+ ni responder a ningún correo ni mensaje, porque allí no tengo acceso a internet.

Sí que les suplico que tengan mucho cuidado con los hackers. Si alguna vez reciben un correo mío pidiendo dinero o diciéndoles que estoy incomunicado y que necesito de su ayuda o cosas por el estilo, no respondan y, sencillamente, mándenlo a la papelera. 

Más aún si reciben algún correo en mi nombre con archivos sospechosos para descargar. Ya saben qué tipos de cosas escribo yo, por lo que si un día les llega algo raro en mi nombre, sencillamente lo eliminan y ya está. Yo recibo periódicamente correos similares de contactos míos a los que han hackeado sus cuentas y eso es lo que hago.

A todas las personas que me solicitan información sobre las peregrinaciones de junio a Ávila y julio a Tierra Santa, intentaré responderlas a finales de diciembre, cuando regrese a España. Tengo presentes a todos los que me han escrito reservando plazas y dentro de un mes aproximadamente les mandaré datos más concretos.

Doy gracias a Dios por todas las personas que pone en mi camino y por la gran familia en el espíritu que me ha concedido, dispersa por el mundo entero.

Pido perdón a todos los que esperan algo más de mí y yo no soy capaz de dar una respuesta adecuada.

Deseo a todos un feliz Adviento. El Señor les abra los tesoros de su corazón y los llene de su paz. Amén.

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