lunes, 30 de mayo de 2022

La visitación de María a su prima Isabel


El 31 de mayo se celebra la fiesta de la visitación de María a Isabel. Hoy solo quiero subrayar que el evangelio habla de la prontitud de María en el servicio.

La Biblia nos dice que María, embarazada de Jesús y llena del Espíritu Santo, se puso en camino para ayudar a su prima Isabel, que estaba embarazada de Juan Bautista. 

El evangelista san Lucas dice que María se dirigió «aprisa» hacia la casa de su pariente (Lc 1,39). La expresión griega del texto original es «meta spoudes», que puede significar indistintamente «aprisa» y «solícitamente». 

En ambos casos, nos indica que María tenía tantas ganas de servir, de ayudar, que se puso en camino apenas supo por boca del ángel que su anciana pariente estaba embarazada. 

No pensó en sí misma ni en los peligros del viaje, ya que la movía la caridad. Y eso que de Nazaret a Ein Kerim (junto a Jerusalén) hay más de 100 kilómetros. 

Es fácil hablar del amor, pero es difícil vivirlo, porque amar es servir. María no da algo de su vida a Dios y a los hermanos, sino que se da a sí misma por entero. María se presenta ante nuestros ojos como la mujer que sabe servir, que se dirige al encuentro de quien necesita ayuda.

«La visitación siempre será la fiesta de esta actitud de total donación de sí, propia de María desde que supo que era la madre de Jesús. Ahora comienza esta serie innumerable de “visitas” que no terminará mientras haya un hombre en la tierra. Su glorificación y la misteriosa extensión de su maternidad a todos los que nacerán de su Hijo, darán a María un número infinito de parientes por visitar, sencillamente para ayudarles con esa presencia humilde y discreta que le caracteriza. María viene a visitarnos llevando a Jesús escondido en ella, para ayudarnos en nuestras necesidades más urgentes, más cotidianas, más banales: necesidad de trabajo, las obligaciones, el estado, las relaciones, María viene a visitarnos, quizás nunca lo habíamos pensado. Nos visita frecuentemente, todos los días. Este es el sentido más profundo, más auténtico de este misterio: el hecho de las visitas innumerables, sencillísimas, personalísimas, todas por nosotros, que María multiplica en nuestra vida en todo momento, en cualquier dificultad»  (René Voillaume).

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