lunes, 21 de diciembre de 2020
¿Cuándo nació Jesús?
Jesús nació en tiempos del rey Herodes, seguramente el 6 a.C., ya que Herodes murió el 4 a.C. La fecha actual proviene del año 525, cuando el papa Juan I encargó al erudito matemático Dionisio «el exiguo» (llamado así por su pequeña estatura) que calculara la fecha del nacimiento del Señor. Este realizó un gran trabajo, pero no tenía los mismos medios que poseemos hoy, por lo que se equivocó entre 4 y 6 años.
Lucas señala que Jesús fue bautizado el año 15 de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador (Lc 3,1), cuando tenía unos 30 años (Lc 3,23). Con estos datos, se puede calcular que el bautismo del Señor tuvo lugar entre el 26 y el 28 d.C., ya que Tiberio se hizo con el poder el 14 d.C., aunque antes lo compartió con Augusto desde el 11 d.C. A partir de estos datos se puede calcular con cierta fiabilidad el año del nacimiento de Jesús.
Más difícil es establecer el día exacto. Desde el siglo III, los Padres de la Iglesia hablan del 25 de diciembre por motivos simbólicos, que en aquella época eran muy importantes.
En Israel, el 15 de Nisán iniciaba la primavera y el año nuevo (cf. Éx 12,2). Los judíos creían que en la misma fecha habían tenido lugar los principales acontecimientos de la historia del mundo y de Israel (el inicio de la creación, la alianza de Dios con Abrahán, el éxodo de Egipto…), por lo que también se esperaba la manifestación del mesías en esa fecha.
Hoy, estos razonamientos pueden resultar extraños, pero para la tradición judía son importantes, porque manifiestan la unidad del proyecto de Dios, que hace coincidir la creación, la alianza y la redención final. Por este motivo, desde antiguo, los Padres también pusieron en relación la creación del mundo, la concepción de Cristo y su muerte redentora.
Por la diferencia de calendarios, los autores occidentales situaban estos acontecimientos el 25 de marzo y los orientales el 6 de abril, por lo que –al sumar los meses que transcurren entre la concepción y el parto– unos colocaban el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre y los otros el 6 de enero.
Esto dio origen al surgimiento de dos fiestas distintas («Navidad» en occidente y «Epifanía» en oriente), que terminaron celebrándose como dos momentos de un mismo misterio.
Los Padres también pusieron en relación el nacimiento de Cristo durante el "solsticio de invierno", con el nacimiento de san Juan Bautista durante el "solsticio de verano", ya que entre ambas fechas se dan los seis meses de diferencia que señala san Lucas (1,26).
Así, Juan Bautista habría sido concebido en el "equinoccio de otoño" (una de las dos jornadas anuales en que coinciden las horas de luz y las de oscuridad) y nacido en el "solsticio de verano" (el día más largo con la noche más corta).
Por su parte, Jesús habría sido concebido en el "equinoccio de primavera" (el otro día en que coinciden las horas de luz y las de oscuridad) y nacido en el "solsticio de invierno" (el día más corto con la noche más larga).
San Agustín, comentando la frase del Bautista «Es necesario que él crezca y que yo disminuya» (Jn 3,30), hace notar el significado místico del texto, que se cumple simbólicamente al nacer san Juan en el momento en que los días comienzan a disminuir y Jesús cuando los días comienzan a alargar, dando a entender que la misión del Bautista habría de terminar cuando comenzara la del Señor. De esta manera, los Padres interpretaban que Cristo da sentido a toda la Creación y la lleva a plenitud (cf. Col 2,10).
Posiblemente estas no sean explicaciones históricas fiables sobre la fecha del nacimiento de Cristo, pero tuvieron gran importancia en la elección del 25 de diciembre para celebrar la Navidad. Además, ayudan a comprender el sentido que la Iglesia primitiva daba a esta fiesta. También recuerdan que el nacimiento del Señor está íntimamente relacionado con su muerte y resurrección, de las que alcanza su sentido último.
No sabemos el día exacto del nacimiento de Jesús, pero lo importante es que el Hijo de Dios se hizo carne y nació de la Virgen María para salvarnos, para manifestarnos el amor de Dios, para hacernos partícipes de su vida eterna. Esto es lo que celebramos en Navidad.
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