viernes, 2 de abril de 2021

Historia y celebraciones del Viernes Santo


Durante los primeros siglos del cristianismo, la Pascua era la única fiesta cristiana, en la que se celebraba la pasión y glorificación de Cristo. Con el final de las persecuciones se distinguieron ambos aspectos en celebraciones separadas: la pasión y muerte del Señor el Viernes y la resurrección en la vigilia del Sábado Santo.

A finales del s. IV, la beata Egeria testimonia en Jerusalén una adoración de la cruz, que duraba toda la mañana, y una liturgia de la Palabra, con numerosas lecturas, que duraba toda la tarde. 

La adoración se extendió a las iglesias que poseían reliquias de la cruz, para terminar siendo una práctica general. También se dramatizó el rito, presentando la cruz cubierta con un velo que se iba destapando progresivamente entre postraciones y cantos. A lo largo de los siglos se fueron añadiendo otros ritos que se han simplificado en la última reforma litúrgica.

El Viernes Santo es de una gran sobriedad litúrgica. Según una antigua tradición, la Iglesia latina no celebra la eucaristía en ese día, sino una especial conmemoración de la pasión y muerte del Señor, que comienza en silencio, sin canto ni saludo inicial, porque es la continuación de la celebración del Jueves Santo y termina de la misma manera, porque no se concluirá hasta la gran celebración de la Vigilia Pascual. Al principio, los ministros, revestidos de rojo, se postran ante el altar, mientras la gente ora de rodillas.

La celebración actual tiene cuatro partes:

- La pasión proclamada (liturgia de la Palabra). Consta de la lectura de un texto del profeta Isaías, que recoge un canto del Siervo de Yahvé. Siguen un texto de la carta a los Hebreos, que presenta a Jesucristo como el Sumo Sacerdote de nuestra fe, y el relato de la pasión según san Juan.

- La pasión invocada (oraciones solemnes). La oración de los fieles del Viernes Santo es verdaderamente universal. En ella se tienen presentes a todos los hombres: La Iglesia católica, el papa, los ministros ordenados, los fieles, los catecúmenos que se preparan para recibir el bautismo, los demás cristianos, los judíos y creyentes de otras religiones, los no creyentes, los gobernantes, los que sufren.

- La pasión venerada (adoración de la cruz). La cruz es llevada al altar entre aclamaciones: «Miren el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo. Vengan a adorarlo».

- La pasión comulgada (comunión eucarística). Por último, se reviste el altar y se traslada procesionalmente el Santísimo Sacramento desde el "monumento" donde se reservó el día anterior para la comunión.

La Iglesia no solo celebra su fe con la liturgia. En concreto, el Viernes Santo, la manifiesta con varios ejercicios de piedad, como el vía crucis, la meditación de las 7 palabras de Jesús en la cruz, el recuerdo de los dolores de la Virgen María,  procesiones y otros ejercicios similares.

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