Ingresó en el Carmelo a los 21 años y fue enviado a la universidad de Salamanca, que era una de las más prestigiosas de la época. Su encuentro con santa Teresa de Jesús le movió a fundar el primer convento de carmelitas descalzos en Duruelo, lugar apartado y pobre. Allí fue el primer formador de los aspirantes al Carmelo descalzo.
Por su fidelidad a la obra de santa Teresa, estuvo encarcelado durante nueve meses, sufriendo privaciones y humillaciones. En la prisión compuso el Cántico espiritual y otras poesías. Más tarde ocupó diversos cargos de gobierno y unió admirablemente un alto espíritu contemplativo con una incansable actividad como director de almas, formador, fundador de conventos y escritor de tratados espirituales, entre los que destacan sus cuatro obras mayores: Subida del Monte Carmelo, Noche oscura, Cántico espiritual y Llama de amor viva.
Por su fidelidad a la obra de santa Teresa, estuvo encarcelado durante nueve meses, sufriendo privaciones y humillaciones. En la prisión compuso el Cántico espiritual y otras poesías. Más tarde ocupó diversos cargos de gobierno y unió admirablemente un alto espíritu contemplativo con una incansable actividad como director de almas, formador, fundador de conventos y escritor de tratados espirituales, entre los que destacan sus cuatro obras mayores: Subida del Monte Carmelo, Noche oscura, Cántico espiritual y Llama de amor viva.
Murió en Úbeda (Jaén) en la noche del 13 de diciembre de 1591. Fue canonizado en 1726 y declarado doctor de la Iglesia en 1926.
Oración colecta. Señor Dios nuestro, que hiciste de san Juan de la Cruz (nuestro Padre) un modelo de abnegación evangélica y un perfecto amador de Cristo crucificado; concédenos que, siguiendo su ejemplo y su doctrina, lleguemos hasta la contemplación eterna de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Oración de los fieles. Invoquemos la bondad de Dios, nuestro Padre, y por la intercesión de san Juan de la Cruz presentémosle las intenciones de toda la Iglesia.
Oración colecta. Señor Dios nuestro, que hiciste de san Juan de la Cruz (nuestro Padre) un modelo de abnegación evangélica y un perfecto amador de Cristo crucificado; concédenos que, siguiendo su ejemplo y su doctrina, lleguemos hasta la contemplación eterna de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Oración de los fieles. Invoquemos la bondad de Dios, nuestro Padre, y por la intercesión de san Juan de la Cruz presentémosle las intenciones de toda la Iglesia.
* Por la santa Iglesia, para que con fe viva aliente a todos los hombres que buscan a Dios, y los lleve a la perfecta comunión con él, roguemos al Señor.
* Por todas las personas de buena voluntad, para que al contemplar la belleza de la creación sepan volver sus ojos a Cristo que todo lo ha dejado vestido de su hermosura, roguemos al Señor.
* Por la humanidad que busca a Dios en la oscuridad de este mundo o en la prueba de la fe, para que se deje guiar hasta Cristo por la luz de la Palabra del Evangelio, roguemos al Señor.
* Por todos los que experimentan el abandono de Dios y de los hombres, para que, como Juan de la Cruz, encuentren en Cristo crucificado la solución de todas sus angustias, roguemos al Señor.
* Por todos los que cantan las bellezas de la creación y de la vida, para que siguiendo las huellas de Juan de la Cruz, cantor de la hermosura de Dios, contemplen las bellezas que no perecen, roguemos al Señor.
* Por todos los maestros espirituales, para que sepan guiar a las almas, como Juan de la Cruz, hacia la verdadera libertad de espíritu, roguemos al Señor.
* Por todo el Carmelo Teresiano, que contempla en Juan de la Cruz el modelo de su vida, para que sepa imitarlo en sus virtudes y mantenga en la Iglesia el mensaje de su doctrina y de su espiritualidad, roguemos al Señor.
* Por todos nosotros que en la Palabra y en la Eucaristía recibimos la plenitud de vida divina, para que hagamos fructificar en nuestra vida las semillas de gracia que recibimos, roguemos al Señor.
Escucha, Padre Santo, la oración de tu Iglesia peregrina, y por la intercesión de san Juan de la Cruz, concédele que, fiel a tu santa voluntad, siga las huellas de Cristo y anuncie el evangelio a los pobres. Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas. Acepta, Señor, estos dones que te presentamos en la solemnidad de san Juan de la Cruz (nuestro Padre) y haz que nuestras vidas queden transfiguradas por el memorial de la pasión gloriosa de Cristo que en estos misterios celebramos. Por Jesucristo nuestro Señor.
Prefacio. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, y proclamar tus alabanzas en la solemnidad de san Juan de la Cruz, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas, dejándolas vestidas de su bondad y hermosura. En él nos has dado, Padre, la plenitud de la revelación y de la gracia, porque en tu única Palabra nos lo dijiste todo y nos lo diste todo, los cielos y la tierra. Por el misterio pascual de su pasión gloriosa reconcilió a la humanidad contigo, le dio con su Espíritu la plenitud de vida y levantó hasta el cielo la creación entera. Y ahora, vive glorioso en el cielo como Esposo y Cabeza de la Iglesia, rodeado de todos los santos que constituyen su eterna corona. Por eso, unidos a los coros angélicos te aclamamos llenos de alegría. Santo, santo, santo...
Oración después de la comunión. Señor Dios nuestro, que has manifestado de un modo admirable el misterio de la cruz de Cristo en la vida de san Juan de la Cruz (nuestro Padre); por este vivo pan que nos da vida, haz que, unidos constantemente a Cristo por la fe, trabajemos en la Iglesia por la salvación de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.
* Por todas las personas de buena voluntad, para que al contemplar la belleza de la creación sepan volver sus ojos a Cristo que todo lo ha dejado vestido de su hermosura, roguemos al Señor.
* Por la humanidad que busca a Dios en la oscuridad de este mundo o en la prueba de la fe, para que se deje guiar hasta Cristo por la luz de la Palabra del Evangelio, roguemos al Señor.
* Por todos los que experimentan el abandono de Dios y de los hombres, para que, como Juan de la Cruz, encuentren en Cristo crucificado la solución de todas sus angustias, roguemos al Señor.
* Por todos los que cantan las bellezas de la creación y de la vida, para que siguiendo las huellas de Juan de la Cruz, cantor de la hermosura de Dios, contemplen las bellezas que no perecen, roguemos al Señor.
* Por todos los maestros espirituales, para que sepan guiar a las almas, como Juan de la Cruz, hacia la verdadera libertad de espíritu, roguemos al Señor.
* Por todo el Carmelo Teresiano, que contempla en Juan de la Cruz el modelo de su vida, para que sepa imitarlo en sus virtudes y mantenga en la Iglesia el mensaje de su doctrina y de su espiritualidad, roguemos al Señor.
* Por todos nosotros que en la Palabra y en la Eucaristía recibimos la plenitud de vida divina, para que hagamos fructificar en nuestra vida las semillas de gracia que recibimos, roguemos al Señor.
Escucha, Padre Santo, la oración de tu Iglesia peregrina, y por la intercesión de san Juan de la Cruz, concédele que, fiel a tu santa voluntad, siga las huellas de Cristo y anuncie el evangelio a los pobres. Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas. Acepta, Señor, estos dones que te presentamos en la solemnidad de san Juan de la Cruz (nuestro Padre) y haz que nuestras vidas queden transfiguradas por el memorial de la pasión gloriosa de Cristo que en estos misterios celebramos. Por Jesucristo nuestro Señor.
Prefacio. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, y proclamar tus alabanzas en la solemnidad de san Juan de la Cruz, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas, dejándolas vestidas de su bondad y hermosura. En él nos has dado, Padre, la plenitud de la revelación y de la gracia, porque en tu única Palabra nos lo dijiste todo y nos lo diste todo, los cielos y la tierra. Por el misterio pascual de su pasión gloriosa reconcilió a la humanidad contigo, le dio con su Espíritu la plenitud de vida y levantó hasta el cielo la creación entera. Y ahora, vive glorioso en el cielo como Esposo y Cabeza de la Iglesia, rodeado de todos los santos que constituyen su eterna corona. Por eso, unidos a los coros angélicos te aclamamos llenos de alegría. Santo, santo, santo...
Oración después de la comunión. Señor Dios nuestro, que has manifestado de un modo admirable el misterio de la cruz de Cristo en la vida de san Juan de la Cruz (nuestro Padre); por este vivo pan que nos da vida, haz que, unidos constantemente a Cristo por la fe, trabajemos en la Iglesia por la salvación de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.
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