sábado, 10 de octubre de 2020

Razones para no ir a misa


El evangelio nos dice que Dios invita a todos a participar en el banquete de bodas de su Hijo, pero muchos ponen excusas de todo tipo para no asistir.

Ayer como hoy, muchas personas presentan las excusas más peregrinas para no ir a misa: «cuando era niño, me obligaban», «yo ya fui para toda la vida cuando era pequeño», «los que van a misa no son mejores que los demás», «la misa me aburre», «ninguno de mis amigos va a misa», «los curas no son buenos»... Basados en sus mismas palabras, yo les propongo las siguientes razones para no lavarse:

1- No te duches, porque te obligaron a hacerlo de pequeño.
2- Ya gastaste suficiente agua y jabón en tu infancia para toda la vida.
3- Las personas que se bañan son unos hipócritas, porque piensan que ellas son más limpias que las demás.
4- Los fabricantes de jabón solo lo hacen para ganar dinero. No te bañes para arruinarles el negocio.
5- Si tus amigos no se duchan, ¿para qué vas a hacerlo tú?
6- No puedes malgastar tu precioso tiempo en el baño.
7- El cuarto de baño nunca está acomodado al clima: hace demasiado frío en invierno y demasiado calor en verano.
8- La ducha es muy aburrida.
9- Si te bañas, hazlo solo en ocasiones especiales, como Navidad, Pascua o el funeral de un conocido.

Algunas personas, que se creen muy modernas, dicen: «yo no bautizo a mi hijo. Que él elija la religión que quiera cuando sea mayor». A estos deberíamos decirles: «si es así, tampoco vacunes a tu hijo. Que él decida de mayor si quiere ponerse las vacunas. Y puedes esperar a que sea mayor para que decida por sí mismo si quiere comer verduras y pescado o si quiere ir a la escuela. Mientras tanto, tú no le obligues a ducharse, ni a ordenar su habitación, ni a ir a misa, ni a apuntarse a las clases de religión... Pobrecito, ¡podría coger un trauma!». 

Pero, si amas de verdad a tu hijo, dale lo mejor: una alimentación sana y variada (aunque proteste a veces), ponle las vacunas necesarias (aunque llore en ese momento), llévale a la escuela (ya comprenderá lo importante que es la cultura), acude con él a misa (para que pueda desarrollar su espíritu) y apúntale a las clases de religión en la escuela y a la catequesis en la parroquia.

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