viernes, 2 de septiembre de 2022

7 poemas de Lope de Vega a la Natividad de la Virgen María


(El cuadro de Murillo representa la Natividad de la Virgen)

Entre las numerosas obras que escribió Lope de Vega (1562-1635) se conservan varios poemas dedicados a la Natividad de la Virgen María. El actual breviario español recoge uno como himno de laudes (Hoy nace una clara estrella) y otro como himno de vísperas (Canten hoy, pues nacéis Vos). Propongo aquí una selección de 7 poesías que este genial autor dedicó a la fiesta que cada año celebramos el 8 de septiembre.

1. Canten hoy, pues nacéis Vos,
los ángeles, gran Señora
y ensáyense desde ahora
para cuando nazca Dios.


Canten hoy, pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan della
es por quien la gracia tienen.
Digan, Señora, de Vos
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense desde ahora
para cuando nazca Dios.


Pues de aquí a catorce años,
que en hora buena cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.
Canten y digan por Vos,
que desde hoy tienen Señora
y ensáyense desde ahora
para cuando nazca Dios.


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2. Hoy nace una clara estrella,

tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.


De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale su luz clara y digna
de ser pura eternamente:
El alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
Nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.


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3. Nace el alba María
y el sol tras ella,
desterrando la noche
de nuestras penas.


Nace el alba clara,
la noche pisa,
del cielo la risa,
su paz declara;
el tiempo se para
por solo verla,
desterrando la noche
de nuestras penas.


Para ser señora
del cielo, levanta
esta niña santa
su luz aurora;
él canta, ella llora
divinas perlas,
desterrando la noche
de nuestras penas.


Aquella luz pura
del Sol procede,
porque cuanto puede
le da hermosura;
el alba segura
que viene cerca,
desterrando la noche
de nuestras penas.


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4. Si en brazos de Dios nacéis,

¿quién sois?, Niña soberana,
que para casa tan pobre
parecéis muy rica Infanta.

Tres veces catorce dicen
los deudos de vuestra casa,
que son las generaciones
de vuestra sangre preclara.

La primera es de Profetas
y divinos Patriarcas,
desde Abrahán a David,
de quien seréis torre y arpa.

De Reyes es la segunda,
desde David a que salgan
de Babilonia a Sión
y vuelvan a honrar el arca.

Desde este tiempo hasta el día
en que Cristo de Vos nazca,
otra que es de Sacerdotes,
de quien Vos seréis la vara.

Torre y arca y vara sois
en tan ilustre prosapia,
supuesto que para esposo
un carpintero os señalan.

Debe de ser que Dios quiere
que hecha carne su Palabra,
viva en casa donde vea
labrar maderos y tablas.

O porque si sois, Señora,
arca en que el mundo se salva,
como divino escultor
os halle el hombre en su casa.

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5. Cielos y tierra se alegran

cuando nacéis, Virgen santa,
por su Hija el Padre eterno,
por quien se goza y se agrada.

El Hijo, viendo a su Madre
tan buena, que de llamarla
su madre, no se desprecie,
ni de entrar en sus entrañas.

El Espíritu divino
de ver la Esposa que ama,
de suerte que ya comienza
a cubrirla con sus alas.

Los Ángeles por su Reina,
los cielos por su luz clara,
el sol por su hermosa frente,
y la luna por sus plantas.

Los hombres por su remedio,
porque hasta vuestra mañana,
no podía el sol salir,
y en oscura noche estaban.

Según esto, vos nacéis
para ser vara en las aguas,
torre fuerte en los peligros,
y en el diluvio arco y arca.

Pues vengáis a vuestra aldea,
María llena de gracia,
muchas veces en buen hora,
día que nacéis con tantas.

Conoced vuestros pastores,
que todos os dan las almas,
mientras os da el cielo estrellas,
para mantillas y fajas.

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6. Hoy Ana parió a María

y anoche se vio arrebol,
sin duda tendremos Sol,
pues amanece tal día.

Arreboles de esperanzas
ayer vio en el cielo el suelo
y hoy sale el Alba del Cielo
con rayos de confianzas,

pues siendo el Alba María
y Ana el divino arrebol,
no puede tardar el Sol
estando tan claro el día.

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7. Despierta Gil -¿Es de día,

el Alba ha salido ya?
-Buenos días, claro está,
pues ha nacido María.


De la tierra te levanta,
mira que sale la Aurora,
que el cielo y la tierra dora
con su pura y virgen planta.
¿No despiertas? -Ya querría.
-Mira la luz que te da:
-Buenos días, claro está,
pues ha nacido María.


Huye la noche cruel
del pecado, temerosa
la luz desta Niña hermosa
que hoy nace al mundo sin él;
recuerda, pues, ¡qué porfía!
¿Pues hay luz? -Vístete ya:
-Buenos días, claro está
pues ha nacido María.


Está diciendo su lumbre
que el Sol, que los hombres salva,
ha de venir tras el Alba
por aquella misma cumbre.
¿y duermes tu? A ver el día:
-Buenos días, claro está
pues ha nacido María.

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