Oración de la mañana para el 24 de diciembre. Con María y José nos preparamos para acoger al Señor, que viene a salvarnos.
V/. Señor, ábreme los labios.
R/. Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
(Salmo 66. Que todos los pueblos alaben al Señor)
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Antífona. Hoy sabréis que viene el Señor y mañana contemplaréis su gloria.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Antífona. Hoy sabréis que viene el Señor y mañana contemplaréis su gloria.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Antífona. Hoy sabréis que viene el Señor y mañana contemplaréis su gloria.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Antífona. Hoy sabréis que viene el Señor y mañana contemplaréis su gloria.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe.
Antífona. Hoy sabréis que viene el Señor y mañana contemplaréis su gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona. Hoy sabréis que viene el Señor y mañana contemplaréis su gloria.
HIMNO
Preparemos los caminos ya se acerca el salvador
y salgamos, peregrinos, al encuentro del Señor.
Ven, Señor, a libertarnos, ven tu pueblo a redimir;
purifica nuestras vidas y no tardes en venir.
El rocío de los cielos sobre el mundo va a caer,
el mesías prometido, hecho niño, va a nacer.
Te esperamos anhelantes y sabemos que vendrás;
deseamos ver tu rostro y que vengas a reinar.
Consolaos y alegraos, desterrados de Sión,
que ya viene, ya está cerca, él es nuestra salvación. Amén.
SALMODIA
(Salmo 92. Gloria de Dios creador)
El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor, levantan los ríos su voz,
Tu trono está firme desde siempre y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor, levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 1: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel.
Antífona 2: Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
Antífona 1: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel.
Antífona 2: Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
(Ez 36,24-28: Dios renovará a su pueblo)
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2: Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Antífona 3: «Mañana será el día de vuestra salvación», dice Dios.
Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles; alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna; alabadlo, estrellas lucientes.
Alabadlo, espacios celestes y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor, porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra, cetáceos y abismos del mar.
Rayos, granizo, nieve y bruma,
Antífona 2: Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Antífona 3: «Mañana será el día de vuestra salvación», dice Dios.
(Salmo 148. Alabanza del Dios creador)
Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles; alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna; alabadlo, estrellas lucientes.
Alabadlo, espacios celestes y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor, porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra, cetáceos y abismos del mar.
Rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes.
Montes y todas las sierras, árboles frutales y cedros.
Fieras y animales domésticos, reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo.
Los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra; él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Montes y todas las sierras, árboles frutales y cedros.
Fieras y animales domésticos, reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo.
Los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra; él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 3: «Mañana será el día de vuestra salvación», dice Dios.
Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor.
— Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra.
Antífona 3: «Mañana será el día de vuestra salvación», dice Dios.
LECTURA BREVE (Is 11,1-3a)
RESPONSORIO BREVE
— Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra.
— Y sobre nosotros reinará el salvador del mundo.
— Y sobre nosotros reinará el salvador del mundo.
— Quedará borrada la iniquidad de la tierra.
— Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
— Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
— Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra.
Antífona: A María le llegó el tiempo de dar a luz a su Hijo primogénito.
BENEDICTUS
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona: A María le llegó el tiempo de dar a luz a su Hijo primogénito.
PRECES
Hermanos, oremos con todo nuestro espíritu a Cristo redentor, que vendrá con gran poder y gloria, y digámosle:
— Ven, Señor Jesús.
Señor Jesucristo, que vendrás con poder desde el cielo,
— mira nuestra pequeñez y haznos dignos de tus dones.
Tú, que viniste a anunciar la Buena Noticia a los hombres,
— danos fuerza para que también nosotros anunciemos el evangelio a nuestros hermanos.
Tú que desde el trono del Padre todo lo gobiernas,
— haz que aguardemos con alegría la dicha que esperamos: tu aparición gloriosa.
Consuela, Señor, con los dones de tu divinidad,
— a los que anhelamos la gracia de tu venida.
Digamos ahora, todos juntos, la oración que nos enseñó el Señor: Padre nuestro…
ORACIÓN
Apresúrate, Señor Jesús, y no tardes, para que tu venida consuele y fortalezca a los que esperan todo de tu amor. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
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