El lugar más significativo es la gruta de las apariciones, donde la Virgen María se manifestó a santa Bernardita el año 1858. Por la mañana se celebran varias misas y por la tarde se reza el rosario. Durante todo el día, los peregrinos entran y salen para rezar a la Virgen.
Encima de la gruta está la «basílica superior», dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Fue construída entre 1866 y 1871. Sus paredes están totalmente recubiertas por placas de mármol en todos los idiomas, ofrecidas por personas que agradecen favores a la Virgen.
Debajo de ella se encuentra la cripta, dedicada a san José. Es el primer edificio que se construyó, entre 1862 y 1866. Los muros también están recubiertos de placas de mármol, que agradecen sus favores a la Virgen.
Más abajo está la «basílica inferior», dedicada a los misterios del rosario, en la que caben 1500 personas sentadas. Se construyó entre 1883 y 1889 y fue consagrada en 1901. Esta es la fachada, en la que se representan los misterios luminosos.
En el interior, hay 15 capillas, todas decoradas con preciosos mosaicos. En el altar de cada una hay un sagrario. Todos ellos con la forma de distintos templos del mundo. Esta es la del misterio gozoso de la visitación de María a Isabel.
Esta corresponde al misterio doloroso de la flagelación del Señor.
En esta está representada el misterio glorioso de la resurrección del Señor.
A los lados de la fachada hay otras capillas. Esta, en concreto, en la dedicada a santa Bernardita Soubirous.
La basílica subterránea de san Pío X es la de mayor capacidad, ya que puede acoger a 25000 fieles. Se construyó en 1958. Allí termina la procesión diaria con el Santísimo y se tienen las misas internacionales.
En frente de la gruta se levanta la iglesia de santa Bernardita, en la que caben 5000 fieles sentados y 350 sillas de ruedas. Se construyó en 1988 y es usada por las hospitalidades que peregrinan a Lourdes. Además, tiene una capilla donde el Santísimo está siempre expuesto, para orar en silencio y un hemiciclo para otro tipo de encuentros.
Cada tarde (excepto en los meses más fríos del invierno) tiene lugar la procesión del Santísimo, en la que miles de peregrinos acompañan con sus cantos a Jesús Sacramentado.
Al anochecer tiene lugar el rosario de antorchas, en el que se intercalan avemarías y cantos en distintos idiomas.
Al entrar desde la ciudad al santuario, te recibe la Virgen coronada, ante la que cada mañana comienzan su jornada los voluntarios, antes de dirigirse a sus tareas. La imagen es de bronce, pintada de blanco y azul, y mide dos metros y medio. Fue colocada allí en 1877.
Algo más adelante, en la explanada, está el precioso «calvario de los bretones», labrado en piedra el año 1900.
En la colina a la izquierda del santuario está el precioso vía crucis, con un total de 115 esculturas de hierro colado patinado algo mayores del tamaño natural, realizadas entre 1898 y 1912. El recorrido es de 1500 metros y concluye con la escena de la resurrección del Señor.
En la explanada frente a la gruta, al otro lado del río, hay otro vía crucis en mármol, preparado para los enfermos e impedidos, que no pueden subir al monte. Fue realizado entre 2001 y 2008.
Aparte de todo lo que hemos dicho, en el recinto del santuario hay un gran hospital, una casa de acogida para peregrinos, una librería, capillas en las que se celebra diariamente la misa en distintos idiomas, un espacio dedicado a la reconciliación, en la que siempre hay sacerdotes para escuchar confesiones, un museo, salas de proyecciones y reuniones, oficinas de información, alojamiento para los capellanes y seminaristas, oficinas, fuentes, baños y otros espacios.
Entre las numerosas esculturas de santos que adornan los distintos espacios, a mí me da especial devoción esta, que representa a santa Teresita, con el libro de los evangelios en las manos.
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