Aunque solo fue obispo de Osma desde 1101 a 1109, en esos 8 años organizó la diócesis, que había estado sin prelado residencial desde la invasión musulmana en el siglo VIII, comenzó la construcción de la primitiva catedral románica en las afueras de la ciudad de Osma, al otro lado del río, con lo que dio origen a la población de El Burgo de Osma, visitó todos los territorios recientemente reconquistados de manos de los musulmanes, estableció parroquias, reformó monasterios, corrigió a gobernantes injustos, defendiendo los derechos del pueblo y de la Iglesia.
Fue enterrado en su catedral, por expreso deseo suyo antes de morir. Pronto se extendió la fama de su santidad y de numerosos milagros realizados por su intercesión, por lo que a mediados del siglo XIII se construyó una catedral gótica de mayor tamaño para acoger a los peregrinos (la actual) y su cuerpo se trasladó a un precioso sepulcro policromado, uno de los monumentos funerarios más impresionantes de la Edad Media española, que conserva la policromía original.
Su fama de santidad de extendió por todos los territorios cristianos de España y fueron numerosos los peregrinos que se desplazaban a su sepulcro. De hecho, hay misas en su honor en sacramentarios del siglo XIII de Toledo, Santiago de Compostela, Ciudad Rodrigo, Salamanca y otras ciudades. También capillas, cuadros y esculturas que lo representan
En el siglo XVI, sus restos fueron trasladados a una nueva capilla que se construyó en su honor, donde permanecen hasta el presente, aunque su cráneo se colocó en un precioso relicario de plata policromada.
Se conservan algunos de los preciosos vestidos que le sirvieron de mortaja, todos ellos de origen musulmán. En uno de los fragmentos se puede leer en árabe que fue fabricado en Bagdad para uso del sultán. Posiblemente fue un trofeo de guerra ofrecido por el mismo Alfonso VI al santo antes de morir o por alguno de sus sucesores para adornar su sepulcro.
Inscripción en la base de la escultura que representa al santo en la plaza de la catedral, cerca de la torre: "Recuperadas por los reinos cristianos las tierras del obispado, san Pedro de Osma, en el año 1101 restaura la diócesis, inicia la construcción de la catedral, fija su sede y se funda El Burgo de Osma".
El precioso sepulcro medieval, con escenas de la vida del santo, en la antigua sala capitular de la catedral de Osma, transición del románico al gótico.
Las bóvedas de la sala donde se expone el sepulcro conserva las pinturas originales de finales del siglo XII.
En este detalle del sepulcro se puede ver, a la izquierda, gente contemplando un milagro realizado por el santo, que hizo brotar agua de una fuente a los pies de una encina, y, a la derecha, bajo los arcos, el santo ofreciendo un pez sacado del Duero a un enfermo en la cama, que sanó después de comerlo.
En este lateral del sepulcro se representan algunos milagros realizados por el santo y el momento de su muerte. Al fondo, a la derecha, debajo de unos arcos, se ve al escriba que puso por escrito los acontecimientos relativos a su vida, muerte y traslado de sus restos al Burgo.
Otra de las preciosas telas árabes que se encontraron dentro del sepulcro, cuando se abrió en el siglo XVI.
La preciosa escalera de mármoles, por la que se accede a la capilla que se construyó en honor del santo en el siglo XVI, en un lateral del crucero de la catedral gótica.
El precioso relicario renacentista que contiene el busto del santo, aunque las telas son del siglo XVIII, para suplir las vestiduras originales de plata y piedras preciosas que robaron los franceses durante la invasión napoleónica.
Impresionante escultura del santo en el retablo mayor de la catedral de Osma, realizada por Juan de Juni en el siglo XVI.
Retablo renacentista de san Pedro de Osma en la catedral de Jaén, realizado por Pedro Machuca el año 1546.
Escultura del santo que, junto a otras siete más, representan algunos sorianos ilustres, delante del edificio de la diputación de Soria.
Imagen de la procesión que cada año tiene lugar en los alrededores de la catedral. Ayer tuve el gozo de participar, junto a numerosos sacerdotes provenientes de distintos lugares de la diócesis, en la procesión, eucaristía y comida de fraternidad sacerdotal en el seminario.
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