martes, 28 de diciembre de 2021

Saludos desde Soria


Les saludo desde mi nuevo destino, en la ciudad de Soria. Aunque hoy es el día de los Santos Inocentes, no se trata de una broma. Ayer vine desde Lérida para quedarme.

Los religiosos hemos dado la vida a Cristo, por lo que hemos de estar siempre dispuestos a ponernos en camino. Pero esto no significa que sea fácil dejar a las personas con las que hemos convivido y a las que hemos tomado cariño.

Cada cambio de conventualidad se parece a la poda de los árboles: es dolorosa, pero también es una oportunidad de crecimiento; nos despoja de seguridades y rutinas, pero también nos abre a nuevos horizontes y oportunidades.

Aún llevo en mi corazón tantos nombres y rostros de personas con las que he compartido la fe y la esperanza en Lérida. Como me ha sucedido cada vez que me han trasladado de un sitio a otro, algo de mí se queda en las ciudades que dejo atrás. Al mismo tiempo, tantas personas y experiencias viajan en mi corazón a mi nuevo destino.

"Partir es morir un poco", solemos decir. Y es verdad, pero no toda la verdad. Partir también es como volver a nacer, iniciar una aventura nueva y descubrir terrenos insospechados.

Tal como dice la "carta a Diogneto" (un escrito del siglo II), los cristianos encontramos nuestra patria en todos los sitios y, al mismo tiempo, en todos los lugares nos sentimos extranjeros, porque sabemos que estamos en camino hacia la patria definitiva: la del cielo.

Pongo en manos del Señor todo lo que he vivido hasta ahora y a todas las personas que he conocido y tratado. También pongo en sus manos lo que viviré desde ahora y a todas las personas que encontraré. En sus manos estoy, con disponibilidad plena, para que él haga en mí su voluntad.

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