"Introito" con música gregoriana para el domingo segundo de Adviento

La semana pasada comenté el canto de entrada tradicional para el primer domingo de Adviento. Hoy hago lo mismo con el del domingo segundo. Quizás sea un poco pedante, pero pienso que puede ser interesante para quienes aman este tipo de música.

El segundo domingo de Adviento intensifica la expectativa inaugurada la semana anterior. El Introito “Populus Sion” abre la celebración con un anuncio solemne: “Pueblo de Sión, he aquí que el Señor vendrá…”

Musicalmente, el gregoriano expresa esta proclamación con una melodía amplia, clara, casi proclamativa. El canto se despliega en un modo majestuoso (modo VII), caracterizado por líneas ascendentes que evocan la voz del heraldo que anuncia una buena noticia desde lo alto. No es casual: el texto procede de Isaías, el gran profeta del consuelo y de la esperanza mesiánica.

En "ecce Dominus veniet ad salvandas gentes", la melodía se expande con un impulso firme: es la certeza de un acontecimiento que no depende de los hombres, sino de la iniciativa de Dios. El canto no expresa una súplica, sino una promesa: “el Señor viene a salvar a las naciones”. El gregoriano subraya este matiz con su claridad luminosa y su dinamismo moderado, sin urgencias, pero con autoridad. Adviento no es solo espera: es garantía de salvación.

El segundo hemistiquio "et auditam faciet Dominus gloriam vocis suae in laetitia cordis vestri" abandona el tono de anuncio exterior para entrar en la intimidad del corazón. La “gloria de su voz”, que puede evocar el trueno de la teofanía, se convierte aquí en fuente de alegría interior. Musicalmente, la línea desciende, se suaviza, se hace más contemplativa, como si la voz poderosa del Señor penetrara en lo hondo del creyente. El canto conjuga majestad y ternura, y muestra que la venida de Dios no produce temor, sino que ilumina y alegra.

Tras este anuncio profético, el versículo del salmo introduce otra perspectiva: “Qui regis Israel, intende: qui deducis velut ovem Ioseph”. El tono se vuelve más suplicante y pastoral. Del Rey que viene pasamos al Pastor que guía. Aquí el modo gregoriano se inclina hacia un fraseo más suave y directo, evocando la cercanía del Dios que conduce a su pueblo como a un rebaño. Adviento es presentar al Señor que viene como Pastor, no como juez distante.

El "Gloria Patri" reintroduce la cadencia festiva y estable del modo: el año litúrgico se abre paso en este domingo recordando que toda venida de Cristo está ya inscrita en el dinamismo eterno de la Trinidad. Es como una respiración amplia del canto: del anuncio profético al corazón del creyente, del Pastor que guía al pueblo al misterio del Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

En conjunto, este Introito modela el espíritu del segundo domingo de Adviento: un pueblo que escucha el anuncio, un Dios que viene a salvar, una voz divina que da alegría, y el Pastor de Israel que se hace cercano y conductor. La música gregoriana, con su mezcla de solemnidad y dulzura, nos sitúa en un Adviento más profundo: el de la confianza activa, la alegría que nace de la promesa, y la disposición a dejarnos guiar hacia el encuentro con el Señor que viene.

Copio el texto en latín y la traducción al español:

Populus Sion, ecce Dominus veniet ad salvandas gentes:
et auditam faciet Dominus gloriam vocis suae in laetitia cordis vestri.

Qui regis Israel, intende: qui deducis, velut ovem, Ioseph.

Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto.
Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculorum. Amen.

Pueblo de Sion, el Señor vendrá a salvar las naciones;
y el Señor hará oír la majestad de su voz con alegría de vuestro corazón.

Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como a un rebaño.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.