Les invito a escuchar este canto, que presenta la aventura espiritual y la pasión por la Iglesia del místico carmelita descalzo Francisco Palau, fundador del Carmelo misionero (carmelitas misioneras y carmelitas misioneras teresianas): «Por la Iglesia vivo y viviré, por ella daré mi corazón y todo lo que soy».
La Iglesia no son las estructuras humanas, sino el Pueblo santo de Dios Padre, la Esposa de Cristo, el templo del Espíritu Santo.
Así escribió el padre Palau: «Te he encontrado y te amo. Tú lo sabes: mi vida es lo menos que puedo ofrecerte en correspondencia a tu amor. La pasión del amor que me devora hallará en ti su pábulo (su aliento), porque eres tan bella como Dios, eres infinitamente amable. Mi corazón fue creado para amarte, ahí le tienes, tuyo es, te ama. Yo te amo y tú sabes corresponder a mi amor: yo sé que me amas con amor puro y leal, firme e invariable. Yo ya no soy cosa mía, sino propiedad tuya; porque te amo, dispón de mi vida, de mi salud y reposo y de cuanto soy y tengo».
Te damos gracias, Señor, porque a través de nuestra madre la Iglesia nos das todo lo que necesitamos para llegar a ti. Te pedimos, por intercesión del beato Francisco Palau y Quer, que se acreciente nuestro amor a la Iglesia que tu Espíritu nos haga testigos de entrega gozosa en ella. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Te damos gracias, Señor, porque a través de nuestra madre la Iglesia nos das todo lo que necesitamos para llegar a ti. Te pedimos, por intercesión del beato Francisco Palau y Quer, que se acreciente nuestro amor a la Iglesia que tu Espíritu nos haga testigos de entrega gozosa en ella. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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