lunes, 4 de marzo de 2024

Primavera en Tierra Santa. Fotos


Los peregrinos están acostumbrados a ver la Tierra Santa reseca y polvorienta, a causa del calor. Eso es así la mayor parte del año, pero, en esta época, la Tierra Santa se viste de mil y un colores. Especialmente Galilea, pero también las tierras del sur. Incluso los desiertos de Judá y de Aravá. Esta foto es de un mirador de Kiryat Gat, al sur de Jerusalén. Todas las fotos de la entrada son de los últimos días de febrero de 2024 y las he tomado de la web.

Niños jugando en un parque.

Sinapis arvensis (mostaza silvestre) cerca del lago de Genesaret. Es una estampa que dura poco, ya que los calores llegan pronto, por lo que se marchitan las flores y se agosta la hierba, pero -mientras dura- es difícil no sentirse fascinado ante los campos y desiertos florecidos.

Laderas del Monte Carmelo en Haifa.

Anémonas (kalaniyot en hebreo). Cada año se repite el prodigio que anunció Isaías como anticipo de su realización definitiva en el momento oportuno: «El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios» (Is 35,1s).

Ovejas alimentándose en un campo con anémonas en los bordes del desierto del Neguev.

Camello bajo unos árboles: un algarrobo a nuestra derecha y un pino a nuestra izquierda.

Anémonas de colores bajo árboles de eucaliptus.

Cascadas de Sa'ar en el Golán.

El almendro es siempre el primer árbol que florece.

Plantación de almendros. Ya están cayendo las flores y brotando las hojas.

Geranios sencillos y olorosos.

Amapolas.

Ciclaminas.

La abundante "hypochaeris" o "radicata peluda".

"Lupinos" en el desierto. Pronto no quedará nada. Sus semillas son los sabrosos "altramuces".

Recogiendo fresas en una plantación.

Este año teníamos programada una peregrinación a Tierra Santa a primeros de abril, que no podrá realizarse a causa de la guerra. Ya teníamos apuntadas 90 personas. Oremos por la paz en Tierra Santa. Que este niño y su mamá plantando un árbol hace pocos días cerca de Jerusalén sean un signo de esperanza.

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