viernes, 13 de abril de 2018

Vísperas de Pascua


Oración de la tarde para rezar en Pascua.

Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya,
es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!,
despierta, tú que duermes,
y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,
el mundo renovado
canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!
La muerte, derrotada,
ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal!
Del seno de las aguas
renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad!
Dejad al hombre viejo,
revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín
se llena de invitados
que celebran al Señor.

Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor!
Vivamos la alegría
dada a luz en el dolor.

SALMODIA

Antífona 1: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

Salmo 109. El mesías, rey y sacerdote

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señorel poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,antes de la aurora».

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

Antífona 2:Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

Salmo 113 a. Israel librado de Egipto: las maravillas del Éxodo

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

Antífona 3: Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Aleluya.

Cántico: Ap 19,1-7. Las bodas del Cordero

Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos. Aleluya.

Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes. Aleluya.

Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Aleluya.

Aleluya. Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido. Aleluya.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3:Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Aleluya.

LECTURA BREVE (Hch 13,30-33)

Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Durante muchos días se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy».

RESPONSORIO BREVE

— Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya. 
— Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
— Al ver al Señor. 
—Aleluya, aleluya.
— Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
— Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

MAGNÍFICAT

Antífona: Jesús fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

Lc 1,46-55. Cántico de María: Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor, 
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, 
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: 
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles 
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: 
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos 
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes 
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Jesús fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:
Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos,
derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido que fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Maestro bueno, haz que los jóvenes descubran el camino que les preparas,
y respondan con generosidad a tus llamadas.

Consérvanos, Señor, en la comunión contigo y con tu Iglesia,
y haz que la Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido a la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo,
para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre,
recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

Ya que somos hijos de Dios, oremos a nuestro Padre como Cristo nos enseñó: 
Padre nuestro...

ORACIÓN

Padre santo, que nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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