jueves, 1 de marzo de 2018
El Señor todo lo hace nuevo
"Así dice el Señor, que abrió caminos en el mar y sendas en las aguas impetuosas... No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo: ya está brotando, ¿no lo notáis?... Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo..." (Is 43,20).
El pueblo de Dios, cautivo y deportado a Babilonia, vive en la servidumbre bajo el poder de sus enemigos. Hace falta un nuevo éxodo. El profeta lo anuncia: "mirad que realizo algo nuevo".
El que abrió camino entre las aguas del mar Rojo y sacó a su pueblo a la libertad del desierto; el que lo condujo a la tierra que mana leche y miel, se ha propuesto ahora intervenir otra vez en favor de su pueblo. Será como una marcha triunfal, florecerá el yermo a su paso, correrá el agua por el desierto y hasta las fieras del campo se alegrarán.
Frente al pesimismo actual, que invade a tantos creyentes, es bueno recordar este pasaje. Cuando nos sentimos como niños perdidos en la selva, zarandeados por toda suerte de doctrinas, esclavos quizás del ambiente consumista, desencantados por los aires involucionistas que soplan, desesperanzados por el poco fruto de nuestros esfuerzos... Solo el Espíritu de Jesús es el ímpetu clarificador que permite superar las contradicciones, creando camino -el de Jesús-.
Y esto es caminar hacia la PASCUA. Después de la Cuaresma, viene la Vida, la Resurrección. Antes hay que morir, cambiar, convertirse, dar la vuelta, retornar, recomenzar, girar el rumbo hacia Jesús, el DIOS-HOMBRE.
Texto escrito por el padre Sebastián Fuster Perelló, o.p. Lo he tomado de aquí.
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