domingo, 25 de febrero de 2024

Oraciones para el domingo II de Cuaresma


El segundo domingo de Cuaresma se lee el evangelio de la transfiguración del Señor. Les propongo las oraciones de la misa del día:

Oración colecta: Oh, Dios, que nos has mandado escuchar a tu Hijo amado, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; para que, con mirada limpia, contemplemos gozosos la gloria de tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Monición a las lecturas. En nuestro camino hacia la Pascua, Jesús nos ha convocado en su Iglesia como un día tomó consigo a sus discípulos predilectos y los llevó a parte a una montaña para transfigurarse delante de ellos. ¡Quiera el Señor que esta celebración nos haga descubrirle mejor y también nos transforme a su imagen! 

Oración de los fieles. Elevemos nuestra oración a Dios Padre, para que nos conceda contemplar la gloria del rostro de Cristo y nos haga testigos de su amor.

Por la Iglesia, reunida en oración en este tiempo de Cuaresma, para que manifieste con su testimonio la presencia de Cristo, dando razones sólidas para creer y esperar.

Por los gobernantes, para que busquen la paz entre las naciones, la justicia para todos y el bienestar de los más pobres.

Por los catecúmenos de la iglesia para que se abran al poder de Dios que quiere hacerles sus hijos.

Por los enfermos, los encarcelados, los que sufren soledad, para que el Señor transfigure sus vidas.

Por nosotros, para que seamos testigos de Cristo resucitado.

Por nuestros difuntos, para que el Señor los transfigure en la patria celestial.

Padre santo, tú que nos has mando escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así, con mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de su rostro. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración sobre las ofrendas: Padre celestial, te pedimos que esta oblación borre nuestros pecados y santifique los cuerpos y las almas de tus fieles, para que celebren dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Prefacio: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.

Que, después de anunciar su muerte a los discípulos, les mostró en el monte santo el resplandor de su luz, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que, por la pasión, se llega a la gloria de la resurrección.

Por eso, con las virtudes del cielo, te aclamamos continuamente en la tierra alabando tu gloria sin cesar: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

Oración después de la comunión: Padre santo, te damos gracias porque, al participar en estos gloriosos misterios, nos haces recibir, ya en este mundo, los bienes eternos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Acción de gracias. Padre nuestro, por Jesucristo, tu Hijo, en la unidad del Espíritu Santo, te alabamos, te glorificamos y te damos gracias.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos Amén.

Por todas las cosas que nos has dado y por el espíritu e ingenio
que has puesto en el hombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos Amén.

Por el agua y el sol, que fecundan la tierra, y por las máquinas y las
herramientas, producto de nuestras manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos Amén.

Por la semilla que se entierra y germina, por la fertilidad de la tierra y por el trabajo de los hombres y mujeres.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos Amén.

Dios Padre de luz, te damos gracias por la transfiguración de tu Hijo Jesucristo, por la alegría y por la felicidad que nos da su presencia radiante. Te pedimos por tu pueblo y por tus fieles: levántanos cuando estemos paralizados por el miedo; cura nuestros corazones y nuestros espíritus, para vivir atentos en la escucha de tu Hijo. Pon tu tienda en nuestras casas y en nuestras comunidades, no te apartes de nosotros. Amén.

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