domingo, 18 de febrero de 2024

Oraciones para el domingo I de Cuaresma


El primer domingo de Cuaresma se lee el evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto. Les propongo las oraciones de la misa del día:

Oración colecta: Dios todopoderoso, por medio de las prácticas anuales del sacramento cuaresmal concédenos progresar en el conocimiento del misterio de Cristo y conseguir sus frutos con una conducta digna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Oración del ofertorio: Haz, Señor, que nuestra vida responda a estos dones que van a ser ofrecidos y en los que celebramos el comienzo de un mismo sacramento admirable. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración de los fieles. Oremos al Señor, nuestro Dios, que dispuso darnos su gracia por medio de Jesucristo.

1. Por la Iglesia, para que fortalecida con el pan de la Palabra de Dios, no caiga en la tentación de confiar en poderes y medios extraños a su misión en el mundo. Roguemos al Señor.

2. Por todos los creyentes que toman en serio la catequesis de adultos, para que crezcan y maduren en la fe. Roguemos al Señor.

3. Por los pueblos que, por carencia de medios, no pueden solucionar sus graves problemas, para que encuentren la ayuda fraterna de los países más desarrollados. Roguemos al Señor.

4. Por la paz en Ucrania, en Tierra Santa y en todos los países que sufren el flagelo de la violencia, para que cesen los conflictos armados en el mundo y los pueblos convivan en paz y libertad. Roguemos al Señor.

5. Por nosotros, aquí reunidos, que hemos escuchado «no solo de pan vive el hombre», para que se nos despierte el hambre de la Palabra de Dios. Roguemos al Señor.

Señor, Dios nuestro, tu Hijo Jesucristo, el nuevo Adán, con su obediencia hasta la muerte de cruz ha merecido para todos el don gratuito del perdón: escucha ahora nuestras súplicas, perdona nuestras culpas y devuélvenos la alegría de tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Prefacio: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro.

El cual, al abstenerse durante cuarenta días de tomar alimento, inauguró la práctica de nuestra penitencia cuaresmal, y, al rechazar las tentaciones de la antigua serpiente, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado; de este modo, celebrando con sinceridad el Misterio pascual, podremos pasar un día a la Pascua que no acaba.

Por eso, con los ángeles y con la multitud de los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

Oración después de la comunión: Después de recibir el pan del cielo que alimenta la fe, consolida la esperanza y fortalece el amor, te rogamos, Señor, que nos hagas sentir hambre de Cristo, pan vivo y verdadero, y nos enseñes a vivir constantemente de toda palabra que sale de tu boca. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración sobre el pueblo. Padre santo, haz descender sobre tu pueblo la bendición copiosa, para que la esperanza brote en la tribulación, la virtud se afiance en la dificultad y se obtenga la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Si hay catecúmenos que se preparan para recibir el bautismo en Pascua, hoy tiene lugar el rito de a la «elección» o «inscripción del nombre».

Presentación de los candidatos, interrogatorio e inscripción. Reverendo padre, próximas ya las solemnidades pascuales, los catecúmenos aquí presentes, confiados en la gracia divina y ayudados con las oraciones y el ejemplo de la
comunidad, piden humildemente que, después de la debida preparación y de la celebración de los escrutinios, les admitan a participar en los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía.

El celebrante responde: Acérquense los que han de ser elegidos, acompañados por sus padrinos y madrinas.

La santa Iglesia de Dios desea ahora asegurarse de que estos candidatos han sido hallados idóneos para entrar en el grado de los elegidos, y así celebrar las próximas solemnidades de la Pascua. Por eso os ruego a vosotros, padrinos y madrinas, que deis vuestro testimonio: ¿Han escuchado fielmente la palabra de Dios anunciada por la Iglesia?
Padrinos: Sí, la han escuchado fielmente.

Celebrante: Han comenzado a caminar ante Dios, guardando la palabra recibida?
Padrinos: Sí, han comenzado.

Celebrante: ¿Están unidos fraternalmente a la comunidad y a sus oraciones?
Padrinos: Sí, están unidos.

Queridos hermanos, estos catecúmenos han pedido ser iniciados en los sacramentos de la Iglesia durante las próximas fiestas pascuales. Los que los conocen, han juzgado que era sincero su deseo. Porque ya han oído desde hace tiempo la palabra de Cristo y se han esforzado en vivir según sus mandamientos; han tomado parte en la unión fraterna y en las oraciones. Ahora quiero informar a toda la asamblea que la deliberación de la comunidad ha decidido llamarlos a los sacramentos. Al comunicaros ahora esta decisión, pido a los padrinos que de nuevo ante vosotros ratifiquen su sufragio.

Vuelto a los padrinos: ¿Juzgáis, en presencia de Dios, que los candidatos son dignos de que se les admita a los sacramentos de la iniciación cristiana?
Padrinos: Sí, los juzgamos dignos.

Mirando a los candidatos al bautismo: Ahora os hablo a vosotros, queridos catecúmenos. Vuestros padrinos y catequistas (y toda la comunidad) han dado buen testimonio de vosotros. Y la Iglesia, confiando en este sufragio, os llama en nombre de Cristo a los sacramentos pascuales. Ahora, pues, os toca a vosotros, que ya habéis escuchado desde hace tiempo la palabra de Cristo, dar vuestra respuesta en presencia de la Iglesia, descubriendo vuestro pensamiento. ¿Queréis ser iniciados en los sacramentos de Cristo, Bautismo, Confirmación y Eucaristía?
Catecúmenos: Sí, queremos.

Celebrante: Decid, pues, vuestros nombres, por favor.

Y se inscriben sus nombres en el libro de los que van a recibir el bautismo. Acabada la inscripción, el celebrante dice: Habéis sido elegidos para que seáis iniciados en los sagrados misterios durante la próxima Vigilia pascual.

Catecúmenos: Demos gracias a Dios.

El celebrante prosigue: Ahora, por tanto, vuestro deber es, como el de todos nosotros, que, ayudados por la divina gracia, ofrezcáis a Dios, que es fiel a su llamamiento, vuestra fidelidad y que os esforcéis con todo entusiasmo en llegar a la plena realidad de vuestra elección.

Vuelto a los padrinos: Os encomendamos en el Señor a estos catecúmenos, de los que habéis dado testimonio, para que los acompañéis con vuestra ayuda y con vuestro ejemplo hasta que reciban los sacramentos de la vida divina.

Súplicas por los elegidos. Queridos hermanos, preparándonos a los misterios salvíficos de la Pasión y resurrección, emprendemos hoy el camino cuaresmal. Los elegidos, a quienes conducimos con nosotros, a los sacramentos pascuales, se fijan en el ejemplo de nuestra renovación. Roguemos, pues, por ellos y por nosotros al Señor, para que movidos por nuestra mutua conversión, nos hagamos dignos de las gracias pascuales.

Por los catecúmenos, para que recordando el día de su elección, permanezcan siempre agradecidos a la bendición celestial, roguemos al Señor.

Para que, empleando bien este tiempo de gracia, soporten las penalidades de la renuncia y prosigan con nosotros las obras de la santificación, roguemos al Señor.

Por sus catequistas, para que les muestren la suavidad de la palabra de Dios, roguemos al Señor.

Por sus padrinos, para que les manifiesten a los catecúmenos la práctica continua del Evangelio en la vida privada y en el trato social, roguemos al Señor.

Por sus familias, para que no poniéndoles ningún impedimento, les ayuden más bien a seguir la inspiración del Espíritu Santo, roguemos al Señor.

Por nuestra asamblea, para que en este tiempo cuaresmal brille con la plenitud de la caridad y con la perseverancia en la oración, roguemos al Señor.

Por todos los que todavía dudan, para que fiándose de Cristo lleguen con decisión a la unión de nuestra fraternidad, roguemos al Señor.

Oh Dios, que eres creador y restaurador del género humano, sé propicio a estos hijos de adopción, e incluye en la nueva alianza al retoño de nuevos hijos, para que, hechos herederos de la promesa, se alegren de recibir por la gracia lo que no se consigue por la naturaleza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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