sábado, 18 de noviembre de 2023
Parábola de los talentos. Domingo 33 del Tiempo Ordinario, ciclo "a"
El domingo 33 del Tiempo Ordinario, ciclo "a", se lee en misa el evangelio que habla de los "talentos" que hemos recibido para hacerlos fructificar.
Les recuerdo que el domingo pasado leímos la parábola de las 5 vírgenes prudentes y las 5 necias (Mateo 25,1-13), hoy el de los talentos (Mateo 25,14-30) y el domingo próximo leeremos la del juicio a las ovejas y a las cabras (Mateo 25,31-46).
Como ven, las tres van seguidas y forman una única parábola. Estar despiertos y tener el aceite de la lámpara preparado es lo mismo que hacer fructificar las capacidades personales y que hacer el bien a los hermanos.
La primera lectura (Prov 31,10ss) alaba a las mujeres trabajadoras, la segunda (Tes 5,1-6) nos invita a no estar ociosos y el evangelio nos invita a desarrollar nuestras capacidades. Las tres nos recuerdan dos cosas:
+ La vida cristiana es un continuo mirar hacia la meta de nuestro caminar: el encuentro con Cristo, la salvación definitiva.
+ Al mismo tiempo, mientras esperamos la futura salvación hemos de trabajar para prepararla. No debemos permanecer inactivos, ya que somos colaboradores del Señor, responsables de los dones recibidos.
He comentado los tres evangelios de los que estamos hablando (que forman el capítulo 25 de san Mateo) en las siguientes entradas:
- Las vírgenes prudentes y las necias. Cada uno está llamado a tener su lámpara preparada y encendida, pero eso no se improvisa. Las muchachas necias, aparentemente no hicieron nada malo. Y, sin embargo, quedaron excluidas del banquete. No basta con no hacer el mal; tenemos que hacer el bien.
- Somos responsables de los talentos recibidos. Aquí les recuerdo que el "talento" era la cantidad de plata que cabía en un ánfora (unos 30 kilos), por lo que no estamos hablando de pequeñas cantidades o de cosas sin valor. Dios ha confiado a sus siervos dones verdaderamente valiosos y preciosos, "a cada uno según su capacidad". Con citas de santa Teresa de Jesús les animo (y me animo) a desarrollar nuestras capacidades.
- Parábola de las ovejas y de las cabras. El mensaje central de este texto es que Dios tiene un proyecto eterno sobre nosotros, un proyecto previo a la creación del mundo, un maravilloso proyecto de amor. Hemos sido creados para heredar su Reino, para participar de su misma vida, para heredar una bendición. De nosotros depende acogerlo o rechazarlo.
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