martes, 3 de noviembre de 2020

Basílica de santa Engracia de Zaragoza


El 3 de noviembre se celebra la fiesta de santa Engracia y de sus compañeros, mártires de finales del siglo III o principios del siglo IV en Zaragoza.

En la cripta de la basílica se conservan algunos preciosos sarcófagos del siglo IV, restos del cementerio y de la iglesia paleocristiana.

Hacia el año 609 se construyó un monasterio en torno a las tumbas de aquellos mártires de la época de persecución en tiempos del Imperio romano. Fueron llamadas "las santas masas" y "los innumerables mártires". 

Durante la época musulmana se cerró el monasterio, pero sobrevivió una capilla cristiana, en medio de grandes dificultades.

En el siglo XI, con la reconquista de Zaragoza, se restauró la iglesia y se la dotó de un grupo de canónigos que sirvieran el culto.

En 1480 declararon a santa Engracia patrona de la ciudad. Poco después se construyó en el lugar un gran monasterio de monjes jerónimos, embellecido a lo largo de los siglos con numerosas obras de arte

Los franceses dinamitaron el templo en 1808, durante su invasión a España.

La reconstrucción comenzó apenas los franceses fueron expulsados y concluyó a finales del siglo XIX, incorporando los restos que se salvaron de la destrucción.



La portada es una de las joyas del renacimiento aragonés, iniciada hacia 1511 por Gil Morlanes el Viejo y terminada por su hijo Gil Morlanes el Joven hacia 1516-1517. Fue totalmente restaurada en el siglo XIX, cuando el templo fue reconstruido. 



Nave central y altar mayor de la basílica.


Bajada a la cripta. Se pueden observar restos arqueológicos de distintas épocas.


En la cripta, debajo del altar mayor, en una urna romana se guardan los restos de santa Engracia y san Lupercio. Detrás, en otros sarcófagos romanos, están los de sus compañeros mártires.


El sarcófago llamado de "la receptio animae" (el alma recibida en el paraíso) es de mármol de Turquía y fue realizado en Roma a principios del siglo IV.


En un lateral se representa el pecado de Adán y Eva, a los lados del árbol con la serpiente enroscada. A sus pies hay un haz de trigo y un cordero, signo del trabajo de los hombres expulsados del Paraíso.


En el otro lateral se vuelven a representar Adán y Eva que intentan descubrir su desnudez. En el centro hay una imagen de Jesucristo, que toma en sus manos el trigo y el cordero, que representan los trabajos de los hombres. Así se indica que él ha asumido nuestros trabajos y que, donde abundó el pecado sobreabundó la gracia.


Este sarcófago también proviene de Roma, donde fue tallado a mediados del siglo IV y representa distintas escenas de la vida de san Pedro. El mármol fue extraído en la isla griega de Paros.

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