jueves, 31 de marzo de 2022

No tires la primera piedra


Durante el presente ciclo litúrgico (ciclo "c"), normalmente leemos el evangelio de san Lucas en las misas de los domingos, pero el quinto domingo de Cuaresma tomamos de san Juan el evangelio de la adúltera perdonada.

En realidad, las características de este relato son más "lucanas" y en los manuscritos más antiguos del evangelista Juan no aparece. Parece ser una interpolación latina (ya que los padres griegos no hablan de él, pero los latinos, sí). Pero ahora no nos interesa el complicado proceso de formación de los evangelios. Basta recordar que forma parte del texto final, el que consideramos "inspirado" y que este domingo se lee en la misa.

A la adúltera y a nosotros, Jesús dice: «Yo tampoco te condeno». Son las palabras del Dios-con-nosotros, que no ha venido para condenar al mundo, sino para salvarlo.

No olvidemos que los profetas presentan a Dios como un esposo y los pecados de idolatría como adulterios. Cada vez que nos olvidamos de Dios, que no lo ponemos en el primer lugar, que ocupamos su sitio... nosotros somos la adúltera del evangelio de hoy.

A diferencia de Jesús, los letrados y fariseos sí que condenan a la mujer y querrían acabar con ella.

¿Dónde me sitúo yo? ¿Entre los que condenan (como los fariseos) o entre los que perdonan (como Jesús)? ¿Entre los que miran por encima del hombro o entre los que se agachan para dar una mano al caído? Les dejo un poemilla para reflexionar:

Si de tu padre siempre encontraste la mano,
si a tu madre nunca buscaste en vano;
si nunca padeciste hambre,
ni la miseria fue tu compañera..
No tires la primera piedra.

Si nunca sufriste la injusticia
de insultos, condenas y malicias;
si nunca fuiste humillado,
ni en soledad mil veces has llorado...
No tires la primera piedra.

Si nunca has conocida la locura,
ni estuviste sediento de ternura,
ni buscado en el fondo de un vaso
la forma de olvidarte de un fracaso...
No tires la primera piedra.

Si nunca has contenido un sollozo
tumbado en el rincón de un calabozo;
si nunca te tuviste que bajar
sin tan siquiera tener derecho a hablar...
No tires la primera piedra.

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