lunes, 18 de enero de 2016

Dios es humilde


Hoy, leyendo algunas intervenciones del papa Francisco en los días de Navidad, me he encontrado con esta joya en la audiencia del 30 de diciembre de 2015. Citando a santa Teresita y su camino de infancia espiritual nos invita a descubrir la humildad de Dios y a parecernos a él.

Acompaño la entrada con una foto preciosa, en la que el papa nos da ejemplo de vida sencilla y de naturalidad compartiendo la comida en un albergue de cáritas para la gente necesitada. 

Esta foto es su mejor defensa frente a los que no se cansan de atacarle buscando siempre mil excusas: que si en un video dice lo que no dice, que si en la plaza de san Pedro sucedió lo que no sucedió... En realidad, lo que molesta a quienes le atacan es que es un papa demasiado sencillo, demasiado humilde, demasiado normal. Pero es que así era Jesús de Nazaret y eso tampoco se lo perdonaron sus enemigos.

He hablado en varias ocasiones del cariño especial que el papa tiene a santa Teresita. A continuación les pongo el texto de la audiencia que les he comentado arriba:

«La devoción al Niño Jesús es muy difundida. Muchos santos y santas la han cultivado en su oración cotidiana, y han deseado modelar la propia vida con aquella del Niño Jesús. Pienso en particular a santa Teresita de Lisieux, que como monja carmelita tomó el nombre de Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. 

Ella —que es también doctora de la Iglesia— ha sabido vivir y dar testimonio de esa «infancia espiritual» que se asimila precisamente meditando, siguiendo la escuela de la Virgen María, la humildad de Dios que por nosotros se ha hecho pequeño.

Esto es un gran misterio, ¡Dios es humilde! Nosotros, que somos orgullosos, llenos de vanidad, y nos creemos una gran cosa… ¡no somos nada! Él es grande, es humilde y se hace niño. ¡Esto es un verdadero misterio! Dios es humilde. ¡Esto es hermoso!» (Hasta aquí el texto del papa).

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