Para algunos, la Navidad ya ha terminado. La comienzan en noviembre y la concluyen el 25 de diciembre. Pero la Iglesia católica sigue celebrando las fiestas navideñas durante varios días, hasta la fiesta del bautismo del Señor.
Les invito a rezar este himno que la liturgia de las horas propone para estos días, confesando nuestro amor a Jesús con las palabras que usa en el culto su Esposa, la Iglesia:
Te diré mi amor, Rey mío,
en la quietud de la tarde,
cuando se cierran los ojos
y los corazones se abren.
Te diré mi amor, Rey mío,
con una mirada suave,
te lo diré contemplando
tu cuerpo que en pajas yace.
Te diré mi amor, Rey mío,
adorándote en la carne,
te lo diré con mis besos,
quizá con gotas de sangre.
Te diré mi amor, Rey mío,
con los hombres y los ángeles,
con el aliento del cielo
que espiran los animales.
Te diré mi amor, Rey mío,
con el amor de tu Madre,
con los labios de tu Esposa
y con la fe de tus mártires.
Te diré mi amor, Rey mío,
¡oh Dios del amor más grande!
¡Bendito en la Trinidad,
que has venido a nuestro valle!
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