Somos Gladys, Teresa y Diana y queremos compartir con todos los lectores de este blog la hermosa experiencia que hemos vivido en el Hogar Monte Carmelo, en Panamá.
La globalización de la información a la que nos tiene acostumbrados internet nos permite conocer que en Arabia Saudita las mujeres tienen prohibido conducir un vehículo y que en otros países tienen vetado el acceso a la cultura e incluso que no pueden salir a la calle sin la compañía de un varón.
Todos sabemos que cantar es cuestión de enamorados. Sería interminable la lista si hacemos un recuento de los que han expresado sus sentimientos a través de la música. Nos parece que la guitarra -que tiene alma de mujer- simboliza muy bien la alegría, la presencia de ánimo con la que Teresa de Jesús se enfrentaba a la vida, no solo con serenidad, sino con buen humor, con gozo.
Santa Teresa de Jesús escribió sobre temas interiores, para los que no sirven «los términos vulgares y usados», según dice san Juan de la Cruz (C prólogo, 1). Sus primeros escritos suponen un tremendo esfuerzo para hacer luz en sus experiencias místicas, como ella misma confiesa: «Yo estuve muchos años que leía muchas cosas y no entendía nada de ellas; y mucho tiempo que, aunque me lo daba Dios, no sabía decir ni una palabra para darlo a entender, que no me ha costado esto poco trabajo» (V 12,6).