Canto sobre el profeta Elías, compuesto e interpretado por Luis Alfredo Díaz. Que el profeta de fuego interceda por nosotros ante el Señor y nos ayude a superar los momentos de desánimo.
Temió, pues, Elías,
se levantó y huyó
para salvar su vida.
Siguió por el desierto
un día de camino,
deseó morir
y se quedó dormido.
"¡Levántate, levántate,
que queda todavía,
que queda todavía,
que queda todavía,
mucho camino por andar!"
Se levantó y marchó
cuarenta días,
y llegó al monte de Dios.
[Recitado]
Y pasó delante de él un viento poderoso, que rompía los montes y quebraba las peñas, pero Dios no estaba en aquel viento.
Y vino tras el viento un terremoto, pero Dios no estaba en el terremoto.
Y tras el terremoto vino un fuego, pero tampoco estaba Dios en aquel fuego.
Y vino, tras el fuego, un ligero y blando susurro. Cuando Elías lo escuchó, se cubrió el rostro con su manto y salió fuera de la caverna donde estaba escondido, y oyó una voz que le decía estas palabras:
[Sigue el canto]
"¿Qué haces aquí Elías?"
Y él respondió:
"Tus hijos me buscan,
me quieren matar."
"No temas, hijo mío,
vuelve por el camino
por el que has venido".
¡Levántate, levántate,
que quedan todavía,
que quedan todavía,
que quedan todavía,
siete mil que no han doblado
sus rodillas!
¡Que quedan todavía,
que quedan todavía,
que quedan todavía,
siete mil que no han doblado
sus rodillas!
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