miércoles, 16 de octubre de 2024

Razones para la esperanza


Mientras haya mujeres como estas, que consagran su vida a aliviar los sufrimientos de los necesitados, podremos seguir esperando. Ellas siguen siendo los testigos de que Cristo está vivo en medio de nosotros.

¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!

Que allí donde haya odio, ponga yo amor.

Donde haya ofensa, ponga yo perdón.

Donde haya discordia, ponga yo unión.

Donde haya error, ponga yo verdad.

Donde haya duda, ponga yo fe.

Donde haya desesperación, ponga yo esperanza.

Donde haya tinieblas, ponga yo luz.

Donde haya tristeza, ponga yo alegría.

¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar.

Ser comprendido, como comprender.

Ser amado, como amar.

Porque dando es como se recibe.

Olvidando es como se encuentra.

Perdonando, como se es perdonado.

Muriendo, como se resucita a la vida eterna.

Dame, Señor, un corazón misericordioso, como el tuyo.

Lo que hagáis a mis hermanos pequeños, a mí me lo hacéis, dice el Señor.

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