El 8 de noviembre recordamos a santa Isabel de la Trinidad, carmelita descalza, gran mística de principios del siglo XX. Nació cerca de Bourges (Francia), en 1880. Humilde y pura, dotada para la música y la poesía, de inteligencia despierta para percibir las belleza de la naturaleza y de la gracia, aprendió en la escuela de san Pablo, de santa Teresa de Jesús y de san Juan de la Cruz a vivir “el cielo en la tierra”, íntimamente unida a la Santísima Trinidad, de la que fue siempre “alabanza de gloria”.
Desde muy joven quiso hacerse carmelita descalza en el monasterio de Dijon, pero tuvo que esperar hasta la mayoría de edad para poder realizarlo. Con su ejemplo y con su doctrina ejerce un influjo creciente, debido a sus escritos, densos en doctrina y eco de su comunión con las tres divinas Personas. Murió el 9 de noviembre de 1906, a los 26 años de edad. Fue canonizada el año 2016.
Oración colecta. Oh Dios, rico en misericordia, que descubriste a santa Isabel de la Trinidad el misterio de tu presencia secreta en el alma del justo e hiciste de ella una adoradora en espíritu y verdad; concédenos, por su intercesión, que también nosotros, permaneciendo en el amor de Cristo, merezcamos ser transformados en templos del Espíritu de Amor, para alabanza de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración de los fieles. Presentemos nuestras oraciones a Dios, rico en misericordia, implorando la intercesión de santa Isabel de la Trinidad.
- Por la santa Iglesia, para que testimonie ante el mundo el gozo de haber sido convocada por el amor del Padre, la gracia de Jesucristo y la comunión del Espíritu Santo. Roguemos al Señor.
- Por toda la familia del Carmelo, que hoy celebra la fiesta de santa Isabel de la Trinidad, para que el Señor la bendiga con nuevas vocaciones. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes, los legisladores, los jueces y todos los que trabajan por el bien común, para que Dios les ilumine. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, reunidos en esta asamblea, para que la gracia del bautismo, que nos ha sido dado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, crezca y fructifique con una adhesión cada vez más convencida y activa por nuestra parte. Roguemos al Señor.
Escucha, Padre, la oración que, confiados en tu misericordia, te hemos dirigido, sabiendo que intercede por nosotros santa Isabel de la Trinidad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oración sobre las ofrendas. Recibe, Señor, los dones que humildemente te ofrecemos en memoria de tu virgen, santa Isabel de la Trinidad, y concédenos, por esta hostia inmaculada, permanecer en tu presencia ardiendo en el fuego sagrado de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Prefacio.
V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario darte gracias, Padre santo, que con tu Hijo único y el Espíritu Santo eres el único Dios vivo y verdadero.
Porque tú suples nuestra impotencia y nos levantas de nuestras caídas para introducirnos en lo hondo de tu esencia divina, en la que nos concedes habitar por la gracia, haciendo que podamos vivir ya el cielo en la tierra, para alabanza de tu gloria.
Por eso, al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna Divinidad,
unimos nuestras voces a las de los ángeles y los santos, para cantar sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, santo, santo es el Señor Dios del universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
Oración después de la comunión. Reconfortados con el pan del cielo, imploramos, Señor, de tu bondad, que a cuantos nos llena de alegría el recuerdo de tu virgen, santa Isabel de la Trinidad, nos concedas el perdón de las culpas, la salud del cuerpo, la gracia del alma y la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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