Pintura realizada por la artista estadounidense Blair Barlow el año 2019.
Ayer, viernes, se celebró la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y hoy, sábado, se celebra la del Inmaculado Corazón de María.
Obra del artista estadounidense Robert Puschautz, pintada el año 2021.
Si al mirar el corazón de Jesús comprendemos el amor de Dios, que supera todo límite, al mirar el corazón de María comprendemos las maravillas que Dios hace en los seres humanos cuando se dejan, cuando acogen su gracia, cuando colaboran con él. María es la mujer de fe, que se ha fiado de Dios y él ha hecho maravillas en ella.
Esta escultura representa a María Reina de la Paz y fue encargada por el papa Benedicto XV a Guido Galli como acción de gracias al acabar la primera guerra mundial. Se encuentra en la basílica romana de Santa María la Mayor.
Ante esta imagen, Pío XII consagró el mundo al Corazón de María, oró por el final de la segunda guerra mundial y estableció la fiesta de hoy para orar por esa intención el año 1944.
Dante Alighieri, en la Divina comedia (canto 33 del Paraíso), pone en boca de san Bernardo una oración a María, que es el culmen de la devoción mariana en Occidente, por su belleza poética y por su profundidad teológica. En italiano empieza así: “Vergine Madre, figlia del tuo figlio, umile e alta più che creatura...”
Dice el poeta que María se convirtió en el término (esto es, la etapa final) del proyecto eterno de salvación, cuando en su vientre germinó el amor (el Hijo de Dios hecho hombre), cumpliéndose así la eterna decisión de Dios Trinidad.
María es, al mismo tiempo, Virgen y Madre, humilde y alta, hija del Hijo de Dios creador y madre suya en la encarnación, llama de amor y fuente de esperanza. Ella, con su existencia, ennoblece nuestra especie. Es la mejor intercesora del hombre, antes incluso de que este le dirija sus súplicas, como en Caná de Galilea.
La poesía en español dice:
Virgen y madre, hija de tu Hijo,
más humilde y alta que cualquier criatura,
etapa final del proyecto eterno de salvación.
Tú ennobleciste la naturaleza humana
de tal forma que su autor
no rechazó hacerse su hechura.
En tu vientre prendió el amor,
por cuyo calor –en la paz eterna–
germinó esta flor.
En el cielo eres, para los redimidos,
llama luminosa de caridad
y en la tierra eres, para los mortales,
fuente viva de esperanza.
Señora, eres tan grande y puedes tanto
que quien quiere gracia y no recurre a ti
para su desgracia quiere volar sin alas.
Tu benignidad no solo socorre
a quien te suplica, sino que muchas veces
generosamente precede a las peticiones.
En ti está la misericordia, en ti la piedad,
en ti la grandeza. En ti se une
todo lo que hay de bueno en las criaturas.
Como san Bernardo, nosotros también nos dirigimos a María, amable madre de Jesús y nuestra, confiando en su poderosa intercesión. Él, que la entregó como madre al discípulo amado, sigue entregándola como madre a los discípulos amados de cada generación. Ella, como en Belén, sigue ofreciendo a Jesús a todos los que se le acercan y, como en Caná, sigue invitándonos a hacer lo que él nos diga.
Estos son los versos del texto italiano original:
Vergine madre, figlia del tuo Figlio,
Umile ed alta più che creatura,
Termine fisso d'eterno consiglio.
Tu se' colei che l'umana natura
Nobilitasti sì, che il suo Fattore
Non disdegnò di farsi sua fattura.
Nel ventre tuo si raccese l'amore
Per lo cui caldo nell'eterna pace
Così è germinato questo fiore.
Qui se' a noi meridïana face
Di caritate; e giuso, intra i mortali,
Se' di speranza fontana vivace.
Donna, se' tanto grande e tanto vali,
Che, qual vuol grazia e a te non ricorre,
Sua disïanza vuol volar senz'ali.
La tua benignità non pur soccorre
A chi domanda, ma molte fiate
Liberamente al domandar precorre.
In te misericordia, in te pietate,
In te magnificenza, in te s'aduna
Quantunque in creatura è di bontate!
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