miércoles, 4 de junio de 2025

Pentecostés: Origen y significado de la fiesta


El domingo próximo celebraremos la fiesta de Pentecostés. En esta entrada explico los orígenes y contenidos del día.

1 La fiesta judía

En Canaán, el periodo de la siega de los cereales comenzaba con la fiesta de los Ázimos y concluía con la de Pentecostés (Éx 23,16; 34,22). 

Los israelitas historizaron las fiestas agrícolas y ganaderas para convertirlas en memoria de acontecimientos salvíficos. Pesaj (Pascua) se convirtió en celebración de la salida de Egipto y Shavuot (fiesta de las semanas, Pentecostés), en memoria de la Alianza del Sinaí. Los 50 días que transcurrían entre ambas se interpretaron como el periodo de purificación necesario para poder recibir la Ley. [...]

De esta manera, Pentecostés supone la culminación del proceso de salvación iniciado en Pascua. Dios, que liberó a Israel de la esclavitud, le concedió los medios necesarios para poder vivir en libertad y en santidad: la Torá. [...]

2 La fiesta cristiana

Los primeros cristianos dieron a la Pascua un sentido nuevo, al referirla a la muerte y resurrección de Jesús, que tuvo lugar durante unas fiestas pascuales. Lo mismo sucedió con Pentecostés, que quedó marcado por la venida del Espíritu Santo sobre los discípulos, dando origen a la Iglesia y a su misión evangelizadora. [...] 

Los Santos Padres vieron en el don del Espíritu la universalización de la alianza, según la promesa de Joel: «Derramaré mi Espíritu sobre toda carne» (Jl 3,1). [...]

Al principio, Pentecostés era solo la conclusión del tiempo pascual y una oportunidad para bautizar a los que no habían podido participar en la Pascua. Con el paso del tiempo fue adquiriendo gran importancia y se convirtió en la fiesta del don del Espíritu Santo. [...]

3 El don del Espíritu Santo

El Antiguo Testamento dice que el Espíritu de Yavé descendió en numerosas ocasiones sobre aquellos que tenían que actuar en nombre de Dios, para guiar o iluminar al pueblo. Los profetas anunciaron que el Espíritu Santo consagraría al mesías y que en su tiempo se donaría a todos, para establecer una alianza nueva, llevando a plenitud la creación entera. [...]

Esto se hace especialmente visible en Pentecostés, cuando Cristo derrama el Espíritu: «Exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo, lo ha derramado sobre nosotros, tal como estáis viendo» (Hch 2,33). [...]

4 El nacimiento de la Iglesia

En una meditación titulada «Pentecostés: inicio de la Iglesia en la misión del Espíritu Santo», Ratzinger analiza el acontecimiento fundante de la Iglesia, tal como viene recogido en los Hechos de los apóstoles. En el descenso del Espíritu Santo sobre la comunidad reunida con María en una oración concorde, individua las posteriores notas características de la Iglesia: una, santa, católica y apostólica, pero también mariana, misionera y «romana», como concreción de la catolicidad. Llegando a afirmar que:

«Pentecostés anticipa toda la historia de la Iglesia. Esta historia es solamente una manifestación del don del Espíritu Santo. El contenido central de los Hechos de los Apóstoles es la realización del dinamismo del Espíritu, que empuja a la Iglesia hasta los confines de la tierra y del tiempo, con el paso del evangelio de los hebreos a los paganos, de Jerusalén a Roma […] El camino que se inicia en Jerusalén alcanza su meta con la llegada a Roma».

Tomado de mi libro Eduardo Sanz de Miguel, "La fe celebrada. Historia, teología y espiritualidad del año litúrgico en los escritos de Benedicto XVI", Burgos 2012, pp. 308-315.

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