Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 16 de marzo de 2017

Yo soy tuyo y para ti


En el día de hoy quiero compartir con ustedes un texto de san Juan de la Cruz que a mí me llena de gozo. Hablando de lo que experimenta la persona que se une con Dios, dice así:

«Sientes que [Dios] te ama de veras; y como él es generoso, conoces que te ama y hace mercedes con liberalidad [es decir, con generosidad], sin algún interés, solo por hacerte bien; y como él es la virtud de la suma humildad, con suma bondad y con suma estimación te ama; e igualándote consigo, mostrándose a ti en estas vías de sus noticias alegremente, con este su rostro lleno de gracias, te dice en esta unión suya, no sin gran júbilo tuyo: “Yo soy tuyo y para ti, y gusto de ser tal cual soy por ser tuyo y para darme a ti”» (Llama de amor viva B 3,6).

En primer lugar, «sientes» que Dios te ama. No solo lo «sabes», también lo experimentas.

En segundo lugar, conoces que te ama «sin algún interés», sin esperar nada a cambio, no porque tú lo mereces, sino porque él es bueno.

En tercer lugar, descubres asombrado que su amor te une e iguala con él, te hace partícipe de su vida y de su gloria.

Por último, descubres el verdadero nombre de Dios, su identidad, la traducción del nombre bíblico Yahvé: «Yo soy tuyo y para ti, y gusto de ser tal cual soy por ser tuyo y para darme a ti».

Señor, cuando se descubren estas cosas, ¿cómo es posible no ser felices? Tu amor nos basta. Tu amor vale más que la vida. Pase lo que pase y suceda lo que suceda, nada ni nadie nos puede separar de tu amor. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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