Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 30 de julio de 2015

Fascinada por Cristo: hermana Otilia


La hermana Otilia nació en Zumaya en 1927. Le tocó vivir los tiempos duros de la guerra civil española. Su madre era carlista, profundamente católica, y su padre era republicano y anticlerical. Cuando les dijo que quería ser monja, encontró muchas dificultades, por lo que primero tuvo que terminar sus estudios y encontrar un trabajo, pero finalmente pudo realizar su sueño de consagrarse al Señor en las franciscanas misioneras de María.


Se formó en Pamplona y en Bélgica. Después estuvo destinada en Suiza y en Francia. Finalmente, sus superioras la enviaron al Medio Oriente.

Estudió árabe en el Líbano y llegó a Jerusalén en 1966 (el año en que nací yo), cuando la Ciudad Santa pertenecía a Jordania. Al año siguiente estalló la guerra de los seis días.


Ha estado destinada en distintas ciudades y ha trabajado con los greco-católicos (los melkitas), los musulmanes y los judíos.


Después de 19 años sirviendo a los cristianos de lengua árabe y otros 8 años ayudando a palestinos musulmanes, fue destinada a Tel Aviv, a trabajar entre los judíos. Lo primero que hizo fue aprender su idioma.


Era la única cristiana en el Ulpán (la escuela de hebreo). Allí pudo comprobar que los judíos y los palestinos ven la historia contemporánea en Tierra Santa de manera distinta. Cada grupo tiene sus razones para desconfiar del otro, aunque también se dan muchos casos de colaboración y de respeto mutuo.


Ahora vive en la casa que tienen 
las franciscanas misioneras de María en la calle Nablús, junto a la puerta de Damasco  (pueden ver el convento en la foto de arriba). Allí he tenido yo varias ocasiones para hablar con ella en algunos de mis viajes a Tierra Santa.

Es una gran conocedora de santa Teresa de Jesús y de san Juan de la Cruz. Recuerda varios poemas suyos de memoria y tiene la cabeza lucidísima. También está ágil de cuerpo, aunque necesita oxigeno durante largas horas del día y de la noche. Hace años que no puede viajar a España, pero vive feliz en su convento jerosolimitano.


Es amiga de palestinos, de judíos y de cristianos de todas las confesiones. Para todos tiene una palabra amable. Por todos ora ante el Señor en sus largas horas de adoración al Santísimo en la capilla.

Las personas como ella son la mejor carta de presentación del catolicismo. El Señor la llene de sus bendiciones. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario