Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 8 de mayo de 2015

Enseñanzas teológicas de la renuncia de Benedicto XVI (conclusión)


Después de las entradas en las que hemos estudiado algunas enseñanzas que se derivan de la renuncia de Benedicto XVI, hemos llegado a la conclusión.

La renuncia de Benedicto subraya que Cristo es el único salvador del mundo y que todos los demás solo somos colaboradores suyos. También recuerda el primado de la oración en la vida cristiana, así como la importancia de la vida monástica. 

Pero lo verdaderamente novedoso, lo que su renuncia puso realmente en discusión es la manera concreta de gobernar la Iglesia y de ejercitar los ministerios en su seno. Y esto sin negar la ministerialidad de la Iglesia ni la necesidad de que algunos realicen tareas de gobierno en ella. 

Como ya he dicho en las entradas anteriores, si el papa puede renunciar al ejercicio del ministerio petrino, también puede cambiar la manera de ejercitarlo y la forma concreta de su elección (y creo que ambas cosas son necesarias para que todo sea más evangélico). 

De ahí la importancia que su sucesor da a la reforma de la curia romana (los principales colaboradores del papa en el gobierno de la Iglesia universal), en la que está trabajando con una comisión internacional desde hace dos años. 

Y si puede cambiar la forma de ejercitar ese ministerio supremo, también pueden ponerse en discusión las maneras concretas de ejercitar los otros ministerios e incluso el número y la definición de los mismos. 

Nada nuevo, ya que las estructuras de gobierno de la Iglesia, así como el número y la comprensión de los ministerios han cambiado continuamente a lo largo de la historia, aunque algunos parezcan no darse cuenta.

Lo importante es que recordemos siempre que lo esencial del Cristianismo es el encuentro personal con Cristo vivo y que coloquemos el evangelio como norma suprema de nuestro actuar. 

Todo lo demás está al servicio de esta realidad, por lo que las estructuras de gobierno pueden cambiar para adaptarse a las nuevas circunstancias históricas y cumplir mejor esa misión en cada momento.

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