Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 6 de febrero de 2023

Catedral de Ávila


La catedral de Ávila está dedicada a Jesús, Salvador del mundo y está catalogada como monumento nacional y patrimonio de la humanidad. 

Aunque hubo una catedral primitiva desde época paleocristiana y visigoda, se perdió todo con la invasión musulmana del siglo VIII. 

En el siglo XI, con la reconquista, se construyó una nueva, sobre la que se edificó la actual desde el siglo XII en adelante, siendo la primera catedral en estilo gótico que se construyó en España.

Se comenzó en estilo románico, continuó en estilo gótico y se terminó en estilo renacentista, con algunos añadidos barrocos y neoclásicos. Así que en ella se pueden encontrar distintos estilos arquitectónicos, cada uno con su singularidad y su belleza.

La catedral de Ávila llama la atención porque forma parte del sistema defensivo de la ciudad, ya que es una catedral-fortaleza, que se construyó durante la época de la reconquista, en la que las guerras entre cristianos y musulmanes eran continuas. De hecho, la parte exterior del ábside (el "cimorro") es el cubo más robusto de la muralla.


En la construcción se combinó el granito gris con una piedra especial, blanca con vetas rojas debidas a óxidos de hierro, que se suele llamar “piedra sangrante” y que no se encuentra en otros edificios similares, solo en la basílica de san Vicente de la misma ciudad.


Aquí se puede apreciar desde el exterior el ábside con triple fila de almenas, que conserva el paseo de ronda para los centinelas.

En las bóvedas de la nave central se aprecia la transición del románico al gótico. Los arcos de los muros son de medio punto y están dispuestos para sujetar una bóveda románica de cañón, pero se decidió cubrir la nave con una bóveda más alta, con arcos apuntados y ventanas que dieran paso a la luz. Para solucionar la transición se construyó la primera bóveda sexpartita en la península ibérica.

Para que los muros pudieran soportar el peso de las bóvedas, más elevadas que en el proyecto original, hubo que colocar arbotantes en el exterior y arcos de entibo en el interior, tanto en las naves del crucero como en la nave central, sobre el coro.

Vista de conjunto del presbiterio y crucero.

Uno de los rosetones del crucero visto desde el exterior.

La catedral conserva un precioso claustro del siglo XIV, concluido en el siglo XVI, al que se abren algunas capillas y dependencias.

En el coro renacentista se puede apreciar la sillería del siglo XVI para los canónigos, beneficiados y capellanes del templo catedralicio, finamente labrada en madera de nogal.

En la fachada principal se puede observar la torre derecha, que nunca se llegó a concluir. En ella estaba la casa de la familia del campanero. La portada original, del siglo XIII, se trasladó en el siglo XV al lienzo norte, donde permanece hasta el presente. Así, se alargó un tramo de la nave central y se realizó una fachada nueva, con varias arquivoltas y dos grandes figuras de personas salvajes con mazas (llamadas Gog y Magog), que flanquean la puerta. Por encima hay una balaustrada del siglo XVIII, con algunos santos locales en hornacinas, como santa Teresa de Jesús.

La actual fachada norte es la que antiguamente estaba en la fachada principal y se trasladó aquí en el siglo XV, adaptándola a este espacio.

Bóvedas de una nave lateral, levantadas con gran sobriedad, en estilo cisterciense, con los muros totalmente abiertos para permitir el paso de la luz a través de las vidrieras.

El museo, situado en la antigua biblioteca, sala capitular, sala del tesoro y otras estancias del templo, está lleno de obras de arte: pinturas, esculturas, orfebrería, ornamentos bordados, cantorales miniados, sarcófagos, etc.

El retablo mayor lo comenzó Pedro Berruguete en 1499. Al fallecer en 1503, lo continuaron otros artistas hasta su conclusión en 1508. Representa distintas escenas de la vida del Señor, situándose la transfiguración en el centro.

Girola detrás del presbiterio, con el sepulcro esculpido en alabastro de Alonso Fernández de Madrigal, "el tostado", obispo del siglo XV que destacó por su santidad y su ciencia.

Se conservan las vidrieras originales de los siglos XV y XVI, aunque también hay algunas de los siglos posteriores. Incluso hay dos del año 1929, que representan a santa Teresa de Jesús y a san Juan de la Cruz.

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