Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 19 de junio de 2014

Gruta de la Leche en Belén


En la foto se ve el grupo de peregrinos con el que he compartido unos días preciosos en Tierra Santa. Nos encontramos en la plaza de Belén (ciudad de la que ya he hablado aquí), delante de la basílica de la Natividad. 

Dormimos en la ciudad y por la mañana nos fuimos a rezar en "la gruta de la leche", más tarde en la basílica de la Natividad y después celebramos la misa en el monasterio de las carmelitas descalzas (a las que he dedicado estas entradas: 1 y 2). Allí se encuentra el sepulcro de la beata Miriam de Jesús, "la arabita", de la que he hablado en varias ocasiones: 12, 3, 4.


En la reciente visita del papa Francisco a Belén, celebrada en la misma plaza en que nos tomamos la foto, como fondo había un mural que representa la Sagrada Familia al centro. A nuestra izquierda están los papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI (que habían visitado la ciudad antes que él) y un pastor con dos ovejas. A nuestra derecha están la beata Miriam (fundadora del Carmelo de Belén), san Francisco de Asís (que también visitó la ciudad) y la beata María Alfonsina, fundadora de las Hermanas del Rosario (que nació en Jerusalén), además de un pastor con tres ovejas.


Los evangelios hablan del nacimiento de Jesús en un pesebre destinado a recoger los animales. La gruta de la Natividad lo recuerda. Pero san Lucas también dice que fue circuncidado a los ocho días y presentado en el templo a los cuarenta. Por su parte, san Mateo añade que cuando llegaron los magos de Oriente entraron "en la casa". Ya no habla del corral o pesebre. Si Herodes hizo asesinar a los niños de tres años para abajo, parece indicar que es el tiempo que habrían empleado los magos para buscar al Niño y es el tiempo que la Sagrada Familia vivió en Belén. La tradición ha identificado su morada en la llamada "gruta de la leche", al ser el lugar donde María amamantaba a su Hijo pequeño. El lugar es precioso, sin los turistas que llenan la basílica de la Natividad. Allí nos recogimos en oración.

Entrada a la gruta de la leche.

Sagrada Familia, junto a la puerta de entrada.

Interior del santuario.

Vista del altar y de los lugares cercanos.

Nave principal de la gruta.

Capilla de la adoración perpetua.

La iglesia superior, amplia y luminosa.

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