Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 26 de octubre de 2022

"Día de los muertos" (2 de noviembre)


Nos estamos acercando a las fiestas de todos los santos y de los fieles difuntos, el día “de los muertos” en México y "halloween" en Estados Unidos.

Más allá del folklore de estos días, este puede ser un tiempo muy oportuno para hablar de “escatología”, que es la reflexión creyente sobre el destino final del mundo y del hombre, según el proyecto de Dios. Y el humor puede ser una buena ayuda para hablar de cosas tan serias. Así que recupero una entrada que publiqué en el blog hace 9 años, conservando los comentarios que entonces hicieron algunos de los lectores.

Antiguamente se hablaba de los “novísimos” para tratar de las "cosas últimas": muerte, juicio, purgatorio, cielo, infierno. Una niña de 11 años hizo la siguiente redacción sobre el tema para la escuela (imagino que para la clase de religión). Me ha parecido tan interesante, que he pensado que sería bueno compartirla con los lectores del blog:

Cuando me morí, vi dos puertas en una había una “i” de infierno y en otra una “p” de purgatorio. Me metí por la de la “p”. Cuando entré había un guardia que me dijo: buenos días, querida alma, pase por aquí. Te da un cartelito en el que pone: “visitante por tiempo indefinido” y te da un mapa turístico de la zona.

Luego pasas por una tiendita de regalos en el que te puedes comprar cositas monas. Luego ya te suben a una de esas cintas como las de las maletas y vas ahí durante un ratito, y si alguien reza por ti una maquina te coge y te mete una moneda dentro y te vuelve a poner en la cinta.

Después de un tiempito en la cinta llegas al final y te encuentras con dos ángeles vestidos de guardias y también hay una máquina donde metes la tarjetita de visitante. Si la lucecita te sale verde te cambian la tarjeta de visitante por una que pone “gracias por su visita” y te dan una bolsita de regalo y un álbum con las fotos que te han hecho mientras estabas en la cinta.

Pero en cambio, si la lucecita sale roja otra máquina te transporta a otra cinta en la que unos ángeles con pinta de amables, pero que en realidad no lo son, te sientan en una silla la verdad que un poco incómoda (casi tan incómoda como las de las salas de espera del materno) y te empiezan a frotar, y después de como dos horas de limpieza del alma vuelves a empezar el recorrido, y así hasta que salga la lucecita verde.

Yo, el cielo me lo imagino como una gran ciudad, en la que tienes varias casitas como las de Hansel y Gretel, pero sin la bruja. Bueno, varias no, muchas hadas madrinas como las de cenicienta. También con varias calles Triana y varias Puertas del Sol en las que pagan y siempre tengan lo que buscas.

Bueno, es que el cielo yo me lo imagino en dos partes: 1ª parte la gran ciudad y 2ª parte el paraíso. En el paraíso me imagino Dios sentado en la butaca del padre de Brave (la película) y también me lo imagino con muchos ángeles sentados en los aparatitos que vimos en el vídeo de cono, pero un poco más modernos y decorados con fotos de su familia, diplomas etc.

Y me imagino que puedes comer todas las chuches que quieras sin que tu madre esté diciéndote por el otro lado: “Fulanita, no comas tantas chuches, que se te van a picar los dientes y te van a tener que poner empastes, sube ahora mismo y lávatelos”.

También me lo imagino como un hotel precioso que hay en Madrid, que es bonito, bonito, bonito. Y también me lo imagino como el mejor sitio para estar al lado de Dios.


Tomé el texto de aquí.

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