Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 31 de octubre de 2013

Un día en el Hogar Monte Carmelo


Somos Gladys, Teresa y Diana y queremos compartir con todos los lectores de este blog la hermosa experiencia que hemos vivido en el Hogar Monte Carmelo, en Panamá.


Ahora estamos en la capital, participando en la semana de espiritualidad sobre el arte de la oración, pero el sábado lo pasamos con los niños que viven en el Hogar Monte Carmelo, ubicado en el lado oeste del canal, entre los pueblos de Bejuco y Chame, donde pueden residir hasta 50 jóvenes, entre 13 y 18 años provenientes de lugares de acceso difícil a la educación y de familias desfavorecidas. 

La gran labor que aquí se lleva a cabo está financiada por los Padres Carmelitas con el apoyo de los feligreses de la parroquia de la Virgen del Carmen en la ciudad de Panamá.

Cuando llegamos fuimos recibidos con todo el cariño por las hermanas, mientras que los jóvenes estaban recibiendo clases de plantación con un profesor voluntario experto en el tema. 

Durante unas horas pudimos participar del día a día del Hogar, aunque como era sábado, había algunas actividades extraordinarias; una de ellas a cargo del Padre Eduardo, que se llevó a cabo por la tarde.

Sobre las 11 de la mañana se celebró la eucaristía, en la que todos los jóvenes se encargaban de las lecturas y de la música de la ceremonia. Nos gustó mucho poder escuchar el sonido de una batería acompañando a la guitarra eléctrica y a las voces de los niños, que prestaban mucha atención a la misa. Han cantado las canciones de siempre adaptados al folclore panameño. 

Mientras tanto se fueron formando unas grandes nubes que descargaron un aguacero impresionante durante el resto de la tarde y nos sorprendió tanto que una de nosotras lo grabó para enseñarlo en España.

Posteriormente almorzamos todos juntos una comida típica preparada por las hermanas. En todo momento los muchachos se mostraron muy respetuosos y con muchos modales y cuando llegó el momento de recoger la mesa todos ayudaron sin montar bullicio y limpiaron todo.

En la tarde formamos un círculo con las sillas para poder participar de forma más cercana en la actividad sobre ‘Ser persona’ organizada por el Padre, en la que compartimos un momento muy agradable.

Esta rápida visita nos ayudó a acercarnos a esta realidad pero seguiremos interesadas en este centro donde se realiza un trabajo maravilloso y donde los muchachos trabajan duramente para obtener los mejores resultados académicos y tener una oportunidad de continuar sus estudios.

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