Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 6 de julio de 2021

La Orden seglar del Carmelo descalzo


El Carmelo está formado por frailes, monjas contemplativas, religiosas de vida apostólica, ermitaños y grupos laicales unidos con distintos vínculos, según cada caso, entre los que destacan las cofradías de la Virgen del Carmen y el "Carmelo seglar". ¿Quiénes son los carmelitas seglares, terciarios carmelitas o miembros de la Orden seglar del Carmelo descalzo?, ¿cuáles son sus orígenes?, ¿cuál su identidad y su lugar en la Orden carmelitana?

A lo largo de los siglos, las distintas familias religiosas han compartido siempre su carisma y su vida con laicos, a los que acogían en sus casas (temporalmente o de por vida) y con los que establecían distintos tipos de relaciones.

Los monasterios tuvieron oblatos desde el s. V, que se ofrecían al servicio del monasterio y participaban de su espiritualidad, sin hacer los votos, conservando su libertad para irse cuando quisieran. 

A lo largo del s. XII surgieron en Europa las Órdenes mendicantes (franciscanos, dominicos y carmelitas, principalmente), a las que se asociaron desde el principio hermanas y hermanos laicos que compartían su espíritu, pero viviendo en sus casas y ocupándose de sus trabajos y de sus familias. 

Muy numerosos fueron los laicos (hombres y mujeres) que se unieron a san Francisco de Asís. Cuando la familia franciscana fue adquiriendo la estructura de una Orden religiosa, los llamados "Hermanos laicos de la tercera regla" (o más sencillamente "terciarios") conservaron un lugar importante, junto a los frailes y a las monjas, como verdaderos miembros de la familia franciscana. 

En el Carmelo, también surgieron desde antiguo hermanas y hermanos laicos, que se sentían vinculados a la Orden y vivían su espíritu en el mundo.

Desde el siglo XIII había un rito de admisión de las "Sorores" (mujeres que profesaban la castidad, vivían en sus casas, dedicadas a la oración y a las obras de misericordia y eran consideradas como verdaderos miembros de la Orden). Algunas vivían en comunidad, aunque sin ser monjas "de clausura", formando "beaterios".

Pronto se les unieron algunos varones y personas casadas, que también participan de la espiritualidad de la Orden y asumían algunos compromisos, como determinadas oraciones diarias y ciertos servicios a los pobres, compaginándolo con sus deberes familiares y laborales.

El beato Juan Soreth (1394-1471) organizó la vida tanto de las que querían ser monjas carmelitas como de los grupos seglares afiliados a la Orden, dándoles un reconocimiento jurídico.

Santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz tuvieron buenos amigos laicos y sacerdotes seculares, con los que compartían momentos de oración y que les ayudaron mucho en la fundación de conventos y monasterios (la verdad es que se ayudaban mutuamente). 

Cuando el Carmelo descalzo se convirtió en Orden independiente, el papa Clemente VIII dio al nuevo prepósito general o.c.d. las mismas facultades que tenía el prior general de los carmelitas o.carm, entre las que se encontraba “la facultad de recibir al hábito de la Orden a los hermanos laicos o terciarios” (breve "Decet Romanum Pontificem", de 1595).

El actual código de derecho canónico (promulgado en 1983) coloca a las Órdenes seglares entre las asociaciones de fieles, destacando tres elementos: 
1- El compromiso por la perfección cristiana.
2- La secularidad de sus miembros (viven integrados en la sociedad, haciendo presente su carisma en el mundo).
3- La participación en la espiritualidad de una familia religiosa, como rama laical de la misma. 

Las define así: «Se llaman Órdenes terceras, o con otro nombre parecido, aquellas asociaciones cuyos miembros, viviendo en el mundo y participando del espíritu de un Instituto religioso, se dedican al apostolado y buscan la perfección cristiana bajo la alta dirección del mismo Instituto» (canon 303).

Las constituciones de la OCDS dicen así: «La gran familia del Carmelo teresiano está presente en el mundo de muchas formas. Su núcleo es la Orden de los carmelitas descalzos, formada por los frailes, las monjas de clausura y los seglares. Es una sola Orden con el mismo carisma. Esta se nutre de la larga tradición histórica del Carmelo, recogida en la regla de san Alberto y en la doctrina de los doctores carmelitas de la Iglesia y de otras santas y santos de la Orden. Las presentes constituciones de la ocds son un código fundamental para sus miembros, presentes en distintas regiones del mundo. Por este motivo se caracterizan por la simplicidad de las estructuras y la sobriedad de normas de vida. De este modo, dentro de una unidad fundamental, establecida en este texto legislativo, conservan la apertura a un pluralismo de concretizaciones exigidas por los diversos contextos socio-culturales y eclesiales».

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