Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 25 de julio de 2022

El botafumeiro de Santiago


Santiago de Compostela es uno de los principales centros de peregrinación del mundo. Son millones las personas que a lo largo de los siglos han recorrido las etapas del Camino de Santiago hasta llegar a su hermosa catedral, para rezar a los pies del apóstol. 

Una vez allí, llama la atención el uso de un espectacular incensario, movido por ocho personas a gran velocidad por las naves del templo: el "botafumeiro", que pueden ver funcionando en el vídeo.

Los "tiraboleiros" tienen estudiados sus movimientos para que el botafumeiro (que vacío pesa 62 kilos, pero se le añade otro kilo más de brasas) se mueva a lo largo de 65 metros a una velocidad de 68 kilómetros por hora y alzándose hasta 21 metros en los extremos. La cuerda pesa 90 kilos. El mecanismo de poleas actual es del año 1604.

En sus casi 900 años de historia solo se tiene constancia de cuatro accidentes: en 1499, en 1622 y en 1937 se rompieron las cuerdas y se estrelló contra la pared, sin causar daños personales. Hace algunos años un peregrino se saltó el cordón de seguridad para fotografiarlo de cerca y del golpe que le dio el botafumeiro le rompió la nariz y varias costillas. 

Mientras funciona el botafumeiro, cantan un himno con letra de Juan Barcía Caballero y música de Manuel Soler Palmer, que se estrenó en 1919. Dice así:

Santo Adalid, patrón de las Españas,
amigo del Señor:
defiende a tus discípulos queridos,
protege a tu nación.

Las armas victoriosas del cristiano
venimos a templar
en el sagrado y encendido fuego
de tu devoto altar.

Firme y segura, como aquella columna
que te entregó la Madre de Jesús;
será en España la santa fe cristiana,
bien celestial que nos legaste tú.

¡Gloria a Santiago,
patrón insigne!
Gratos tus hijos
hoy te bendicen.

A tus plantas postrados te ofrecemos
la prenda más cordial de nuestro amor.
Defiende a tus discípulos queridos,
protege a tu nación.

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