Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 15 de junio de 2022

Belén de Judá y la basílica de la Natividad


Belén significa «casa del pan». Hoy es una población palestina de unos 30.000 habitantes, situada a 8 km. de Jerusalén, hoy separada de esta por un gran muro y controles militares, imagen de todos los odios y de todas las divisiones del mundo. 

Hace solo 50 años, los cristianos eran más del 80%. Hoy se han reducido al 10% y están sometidos a fuertes presiones.

Allí quiso nacer Cristo, para cargar sobre sus espaldas nuestros pecados y nuestras miserias. Pero no fue aceptado en el pueblo, por lo que tuvo que nacer en las afueras, en una cueva utilizada por los pastores para guardar sus rebaños. 

Desde el momento de su nacimiento en la carne, el Hijo de Dios quiso ocupar el sitio más bajo y pobre. Como le gustaba repetir al Beato Carlos de Foucauld: «Hasta tal punto nuestro Señor ocupó el último lugar, que nunca nadie se lo ha podido arrebatar».

En Belén se conserva la tumba de Raquel (esposa de Jacob, que falleció al dar a luz a Benjamín hacia el 1450 a.C.). 

Allí nació el rey David y el profeta Samuel lo ungió como rey (1Sam 16, hacia el 1050 a.C.).

Desde antiguo, los cristianos de Belén acudían a rezar a una gruta en la que recogían sus rebaños los pastores, en la que reconocían el lugar donde nació Jesús.

Con la intención de acabar con el culto cristiano, el emperador Adriano, el año 135, ordenó plantar encima un bosque sagrado en honor de Adonis.

Pero los creyentes locales nunca perdieron memoria del lugar. San Justino, a mediados del siglo II, confirma la tradición. Otros testimonios indican que vecinos y forasteros lo visitaban.

Orígenes escribe el año 248 que «en Belén se muestra la cueva en la que nació Jesús y, en esta cueva, el pesebre en el que fue depositado». Desde antiguo, se tuvieron allí celebraciones en honor del nacimiento de Cristo.

Tal como narra Eusebio de Cesarea, contemporáneo de los acontecimientos, el año 326, santa Elena hizo construir una preciosa basílica, colocando el altar sobre la gruta y conservando un acceso a la misma.

Fue reedificada en el siglo VI (es la iglesia actual) y embellecida con mosaicos y pinturas en el siglo XII. Allí eran coronados los reyes cruzados. 

En la fachada se puede observar el dintel de la gran puerta primitiva, el arco gótico que la sustituyó en época de los cruzados y la pequeña puerta con la que se intentó en siglos posteriores que los turcos no pudieran entrar a caballo, matando a los cristianos que se refugiaban en su interior.

Junto a la gruta de la natividad, san Jerónimo y otros discípulos construyeron un monasterio en el siglo IV. Allí tradujo la Biblia al latín (la «Vulgata»). 

En el campo de los pastores, una Iglesia recuerda el mensaje de los ángeles. 

En la ciudad, varios monasterios y ermitas, así como obras sociales cristianas en favor de los más desfavorecidos celebran el nacimiento del Hijo de Dios en la carne.

En el convento de las carmelitas descalzas, construido sobre la cueva donde David fue ungido rey, está enterrada santa María de Jesús Crucificado (la mística palestina Miriam Bawardi).

Les pongo algunas fotos para que nos acompañen en nuestra peregrinación:

El exterior de la basílica de la Natividad, que no es exactamente una iglesia, sino un conjunto de templos y monasterios de distintas épocas, unidos entre sí.

Interior de la basílica del siglo VI, con las enormes columnas monolíticas que sujetan la estructura.

Debajo del suelo actual están los mosaicos del siglo IV que recubrían la basílica más antigua.

El presbiterio de la basílica, en uso por los griegos ortodoxos, con numerosas lámparas delante del iconostasio.

Algunos de los mosaicos restaurados en 2018.

Más mosaicos preciosos, que han aparecido bajo capas de pintura y de humo en distintas partes del templo.

Entrada a la gruta, a la derecha del presbiterio.

La gruta donde nació Jesús, situada debajo del altar mayor.

Una estrella de plata colocada bajo el altar de la gruta, para conmemorar el lugar del nacimiento del Señor.

La entrada a la iglesia de santa Catalina, de los franciscanos católicos, situada a la izquierda de la basílica.

El claustro medieval delante de santa Catalina.

El famoso Niño de Belén, tantas veces copiado en distintos materiales. Este es el original y se encuentra en la capilla de la Inmaculada, debajo del altar.

Desde hace siglos, los habitantes de la ciudad hacen artesanías en madera de olivo para vender a los peregrinos y turistas.

Pintura mural del famoso grafitero Banksy en el muro de Belén. Un joven lanzando un ramo de flores.

Otra pintura del mismo autor. La paloma de la paz con chaleco antibalas y marcada como objetivo a disparar.

La niña cacheando al soldado se ha convertido en un símbolo del lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario