Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

domingo, 17 de abril de 2022

Cristo ha resucitado


Con la muerte de Cristo pareció fracasar su pretensión. Sus enemigos quedaron convencidos de que no se puede ir contra el sistema establecido y quedar impune. Aparentemente, el rebelde que hizo algunos signos que confundieron al pueblo, que se mostró libre ante la ley y las autoridades, que proclamó dichosos a los pobres y a los pecadores... acabó abandonado de sus seguidores y de su Dios. Su vida, su predicación y sus promesas parecieron no tener sentido. 

Al principio, sus discípulos se escondieron para no acabar como él. Sin embargo, los mismos que huyeron atemorizados, salieron de pronto a la luz para gritar su fe y sufrieron con heroísmo azotes, encarcelamientos, la misma muerte, por confesar a Jesús. 

Ellos anunciaban lo que habían experimentado: su encuentro con el crucificado que -paradójicamente- se les mostró vivo. No era un sueño, no era un fantasma. Era el mismo Jesucristo. Igual que antes, pero más que antes. Una presencia que se imponía llena de poderío. Ellos daban testimonio de lo que habían visto y oído. 

Los discípulos no cuentan cómo sucedió. Ellos no estaban allí, pero en medio del silencio de la noche, contra toda esperanza, Jesús resucitó, y ahora se ha hecho presente, vivo y actuante en sus vidas. 

No son ellos los que le han buscado o han provocado el encuentro. Él siempre lleva la iniciativa y se ha manifestado a las mujeres, a algunos discípulos, a los doce... juntos y por separado, haciéndoles comprender que se ha realizado lo que parecía imposible: Cristo ha vencido a la muerte y ahora vive para siempre. El Padre da la razón a Jesús y transforma su humillación en exaltación.

Además, en el encuentro con Cristo resucitado ellos también se sienten renovados, llenos de vida y de fortaleza. Sus miedos han desaparecido y son capaces de dar testimonio "hasta los confines de la tierra". 

Aquí comienza la historia del anuncio misionero de la Iglesia, que no terminará hasta que Cristo vuelva al final de los tiempos para llevar a plenitud su obra salvadora. 

Nosotros también vivimos de ese anuncio y para ese anuncio: Jesús está vivo y su resurrección es fuente de vida para todos los que creemos en él. ¡Feliz Pascua de resurrección a todos!

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