Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 13 de julio de 2012

Solo Jesús es hermoso


De los escritos espirituales de Santa Teresa de Jesús de los Andes, carmelita descalza: Solo Jesús es hermoso. Él solo puede hacerme gozar. Lo llamo, lo lloro, lo busco dentro de mi alma. Quiero que Jesús me triture interiormente para ser hostia pura donde él pueda descansar. Quiero estar sedienta de amor para que otras almas posean ese amor. Que yo muera a las criaturas y a mí misma para que él viva en mí.

¿Hay algo bueno, bello, verdadero que podamos concebir que en Jesús no esté? Sabiduría para la cual no hay nada secreto; poder para el cual nada existe imposible; justicia que lo hace encarnarse para satisfacer por el pecado; providencia que siempre vela y sostiene; misericordia que jamás deja de perdonar; bondad que olvida las ofensas de sus criaturas; amor que reúne todas las ternuras de una madre, del hermano, del esposo y que haciéndolo salir del abismo de su grandeza, lo liga estrechamente a sus criaturas; belleza que extasía… ¿Qué otra cosa imaginas que no esté en este Hombre-Dios?

¿Temes acaso que el abismo de la grandeza de Dios y el de tu nada jamás podrán unirse? Existe en él el amor; y esta pasión lo hizo encarnarse para que viendo un Hombre-Dios, no temieran acercarse a él. Esta pasión hízolo convertirse en pan, para poder asimilar y hacer desaparecer nuestra nada en su Ser infinito. Esta pasión le hizo dar su vida, muriendo muerte de cruz.

¿Temes acercarte a él? Míralo rodeado por los niños: los acaricia, los estrecha contra su corazón. Míralo en medio de su rebaño fiel, cargando sobre sus hombros a la oveja infiel. Míralo sobre la tumba de Lázaro. Y oye lo que dice a Magdalena: Mucho se le ha perdonado porque ha amado mucho. ¿Qué descubres en estos rasgos del evangelio, sino un corazón bueno, dulce, tierno, compasivo, un corazón, en fin, de Dios? Él es mi riqueza infinita, mi beatitud, mi cielo.

Responsorio. Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor; continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo. 
R. Habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.
V. Olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba me llama. 
R. Habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.

Oración. Dios misericordioso, alegría de los santos, que inflamaste el corazón juvenil de Santa Teresa con el fuego del amor virginal a Cristo y a su Iglesia, y la hiciste testigo gozoso de la caridad aun en medio de los sufrimientos; concédenos, por su intercesión, que, movidos por el Espíritu Santo, también nosotros, revestidos con su dulzura, proclamemos en el mundo, de palabra y de obra, el Evangelio de la caridad. Por nuestro Señor Jesucristo...

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