Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

sábado, 21 de noviembre de 2015

Ser esposa de Cristo (Isabel de la Trinidad)


Preciosa reflexión de santa Isabel de la Trinidad sobre lo que significa ser esposa de Cristo, vocación que viven de una manera especial las monjas contemplativas.

"Esposa". Todo cuanto este nombre hace presentir de amor dado y recibido, de intimidad, fidelidad, abnegación absoluta... 

Ser esposa es entregarse como él se entregó, ser inmolada como él, por él y para él; es Cristo mismo que se hace todo nuestro y nosotros que nos hacemos totalmente suyos. 

Ser esposa es tener plenos derechos sobre su corazón, es un cruce de corazones abiertos toda la vida, es vivir con él, siempre con él. Es reposar de toda cosa en él y permitirle a él reposarse de toda cosa en nuestra alma. Es no saber otra cosa que amar. Amar adorando, Amar reparando, Amar orando, suplicando, olvidando. Amar siempre y de todas formas. 

Ser esposa es tener los ojos en sus ojos, el pensamiento obsesionado por él, el corazón apresado totalmente, totalmente invadido, como fuera de sí mismo, traspasado a él; el alma llena de su alma, llena de su oración, tener todo el ser cautivado y dado. Es ser fecunda corredentora, engendrar hijos adoptivos del Padre, los rescatados por Cristo, los coherederos de su gloria. 

En fin, ser tomada por esposa es haber fascinado su corazón hasta tal punto que, olvidando toda distancia, el Verbo se derrama en el alma como en el seno del Padre, con el mismo éxtasis de amor infinito. Y así el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo invaden el alma, la deifican y la consuman en el Uno por amor.

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