Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 8 de mayo de 2013

El obelisco lateranense


El obelisco de granito rojo que se alza junto a la entrada lateral de la iglesia de san Juan de Letrán de Roma mide 32,18 metros de alto (45,70 m. si contamos también la base) y es el obelisco monolítico más alto del mundo (hay algunos más altos, pero no hechos de una sola pieza como este). Los escultores que realizaron los geroglíficos de sus cuatro caras necesitaron ¡35 años! de trabajo, tal como dicen ellos mismos en la inscripción (entre otras muchas cosas, claro).

Es también el obelisco más antiguo de Roma, realizado hace 3.500 años, durante el reinado del faraón Tutmosis III, para el templo de Amón en Tebas (posteriormente llamada Lúxor). El emperador Constanzo II lo hizo trasladar a Roma en el año 357 para colocarlo en el Circo Máximo. Se construyó una nave especial movida por 300 remeros. 200 años después los bárbaros lo tiraron al suelo y Sixto V encargó a Domenico Fontana que lo volviera a levantar, colocándolo en el emplazamiento actual en 1588.

Las inscripciones de la base recuerdan su historia: la dedicación original al dios sol, su traslado a Alejandría y Roma, su redescubrimiento, enterrado bajo 7 metros de tierra, y su colocación en el lugar actual "con muchos esfuerzos", consagrándolo "a la cruz invicta". También cuentan que cerca de allí fue bautizado el emperador Constantino por el Papa Silvestre I.

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